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Tres trucos para que las legumbres no generen gases, según la nutricionista Sandra Moñino

Las legumbres son, en general, alimentos muy completos a nivel nutricional

Con la bajada de las temperaturas, muchos hogares españoles empiezan a cocinar fabadas, cocidos y lentejas para compensar el frío exterior. Las legumbres son, en general, alimentos muy completos a nivel nutricional. Ricas en vitaminas y minerales, de moderado contenido energético, son una de las principales fuentes vegetales de proteínas, lo que la convierte en una interesante opción para todos los públicos. Uno de los principales inconvenientes es que generan gases. ¿Cómo hacer para que las legumbres sienten mejor y no generen flatulencias?

La nutricionista Sandra Moñino, autora del libro Adiós a la inflamación (Ed. HarperCollins), ofrece tres trucos:

  1. Lo primero ponerlas a remojo, al menos durante 12 horas. «La noche anterior siempre remojo con agua y esa agua la vamos a eliminar a la hora de cocinar».
  2. Segundo paso: hacer la cocción lo más lenta posible. Lo que quiere decir ponerlas en una olla y mantenerlas durante al menos 2 horas para que se cocinen bien. Otra opción sería comprarlas ya hervidas, ya que llevan durante mucho tiempo cocinadas y suelen sentar bastante mejor.
  3. En tercer lugar, Sandra Moñino aconseja poner especias. «Las especias, por ejemplo el clavo, reducen la cantidad de gases que producen las legumbres». Además, habría que acompañarlas con una buena ración de proteína, como un huevo cocido y con una buena ración de ensalada.

Porqué producen gases las legumbres

Las legumbres contienen unos carbohidratos llamados oligosacáridos y nuestro organismo no es capaz de digerirlos del todo porque no tiene las enzimas específicas para descomponerlos en el intestino delgado. Esos oligosacáridos que nosotros no podemos aprovechar se convierten en un festín para las bacterias que viven en nuestro intestino grueso. El pequeño inconveniente de este proceso bacteriano es que produce gases (dióxido de carbono, hidrógeno y metano). De ahí, que después de comer una fabada o un cocido tengamos flatulencias o gases.