La nevera no debe llenarse demasiado

Cinco alimentos del día a día que los expertos aconsejan dejar fuera de la nevera

No todos los productos se conserva bien en el frigorífico

Después de ser cocinados, algunos alimentos dejan rápidamente de ser seguros si no se refrigeran ni congelan. La mala conservación, cuando se deja fuera de la nevera demasiado tiempo, puede ocasionar crecimiento bacteriano ocasionando una infección gastrointestinal, que pueden ir desde una diarrea banal a una gastroenteritis severa. Las intoxicaciones más frecuentes suelen ser, a nivel bacteriano, las salmonellas, el campylobacter, los clostridium y las yersinias.

Sin embargo, no todo debe meterse en la nevera. Amparo Gamero, experta en tecnología de los alimentos y profesora colaboradora del máster de Alimentación Saludable y Sostenible de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica en un artículo que «no siempre es la opción más recomendable para mantener sus propiedades».

Alimentos que no piden nevera

La experta destaca cinco alimentos que están muy presentes en nuestras dietas y que es mejor conservar lejos del frigorífico para consumirlos en el mejor estado posible.

PAn

Guardar el pan en la nevera no necesariamente prolonga su frescura y, además, puede provocar una pérdida de la calidad del alimento en cuanto a su textura o sabor. «Meter, por ejemplo, pan de molde en el refrigerador puede resultar contraproducente, porque aumenta la humedad y así el riesgo de que enmohezca», explica Gamero. Lo más recomendable es almacenar el pan a temperatura ambiente, en una bolsa de papel o envuelto en un paño de cocina limpio, o congelarlo para conservarlo más tiempo fresco y con sus propiedades organolépticas.

Chocolate

El frío del frigorífico puede alterar la emulsión de grasas en el chocolate, afectando su suavidad y cremosidad. Los cambios bruscos de temperatura no son recomendables, porque varían su textura. El chocolate en la nevera queda blanquecino y al ingerirlo tiene una textura entre granulada y terrosa. Para Gamero, la mejor manera de mantenerlo es en lugar fresco, entre 15 y 20 grados, lejos de la luz directa, y guardarlo en su envase original o en un recipiente hermético para protegerlo de olores y contaminantes.

Ajos

Es aconsejable evitar refrigerar las cabezas o dientes de ajo, porque pueden germinar al cabo de unos días. El ajo germinado tiende a tener un sabor amargo más intenso. «La despensa suele ser un buen lugar para guardarlos, a una temperatura aproximada de 15 grados, siempre y cuando estén alejados de las patatas, ya que los ajos y las cebollas emiten gases que pueden acelerar la germinación de las patatas», señala la experta. Para conservarlos durante mucho tiempo, también pueden guardarse en conserva, cubriendo los dientes de ajo pelados en aceite de oliva, en un recipiente de cristal cerrado herméticamente, o también pueden congelarse, enteros o picados.

Plátanos

En muchas ocasiones, los plátanos o bananas que se venden todavía están verdes. Refrigerarlos antes de tiempo puede provocar que queden duros y sin sabor, ya que la nevera ralentiza considerablemente el proceso de su maduración. Además, la piel termina adquiriendo un tono marrón que no invita a comerlos, aunque por dentro estén bien y sean comestibles. «Para consumirlos con el grado de madurez deseado, lo mejor es dejarlos en un ambiente fresco, pero no frío. Y es importante evitar dejarlos en el frutero cerca de las manzanas porque cuando estas maduran aumentan su emisión de etileno, un gas que puede acelerar demasiado rápido la maduración de los plátanos», advierte.

Café

En el frigorífico tanto el café en grano como molido absorbe la humedad y pierde su aroma y sabor. El mejor sitio para guardar café es un recipiente hermético en un lugar fresco y seco.

Alimentos que deben ir en la nevera

En cuanto a los alimentos que deben mantenerse en el frigorífico, la docente de la UOC aconseja seguir algunas claves para optimizar su conservación. Para evitar la contaminación cruzada, es mejor separar los alimentos crudos de los que están cocinados y guardarlos en recipientes.

Los alimentos que necesitan menos frío, como los alimentos cocinados, pueden ir en las baldas superiores, y las bebidas, salsas o mermeladas, en la puerta.

En cambio, los productos frescos como la carne y el pescado es mejor situarlos en la balda inferior, justo antes del cajón de las verduras.

Y en los cajones inferiores pueden guardarse las frutas y hortalizas, donde quedan protegidas del frío directo. Y, por supuesto, mantener la nevera limpia realizando una limpieza a fondo una vez al mes.