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La aspirina podría ser clave en el tratamiento contra el cáncer

Algunos antiinflamatorios podrían ser efectivos contra los tumores

En las últimas décadas, la inmunoterapia ha transformado el tratamiento del cáncer, ofreciendo opciones efectivas para enfermedades que alguna vez se consideraron incurables, como el melanoma, el cáncer de pulmón y el cáncer de vejiga. Lo que comenzó como investigación de laboratorio ahora se ha trasladado a aplicaciones clínicas del mundo real, brindando nuevas posibilidades para los pacientes que enfrentan una variedad de afecciones desafiantes.

La inmunoterapia funciona aprovechando el sistema inmunológico del propio cuerpo para eliminar las células cancerosas, ya sea mejorando ampliamente la actividad inmunológica o dirigiéndose a vías específicas para reconocer, atacar y destruir estas células.

Si bien la inmunoterapia ha logrado avances notables en el tratamiento de los pacientes, persisten desafíos importantes. El principal de ellos es la capacidad del cáncer para evadir el sistema inmunológico, alterando sus células para evitar su detección y suprimiendo las respuestas inmunológicas mediante el establecimiento de un microambiente tumoral que lo evade. Como resultado, un número considerable de pacientes no responde a las terapias actuales. Por ejemplo, más del 50 % en el caso de los afectados por melanoma, la forma más agresiva de cáncer de piel.

Gran parte de la forma en que el cáncer evade la respuesta inmunológica sigue siendo desconocida, en gran parte debido a la compleja cascada de eventos moleculares en las interacciones entre el cáncer y las células inmunológicas. Comprender los matices de estos procesos será clave para desarrollar terapias más efectivas.

En un estudio dirigido por Anna Obenauf, jefa de grupo del IMP, un equipo internacional de investigadores entre los que se encuentran los españoles Anais Elewaut y Guillem Estivill, de 29 y 28 años, respectivamente, integró herramientas de vanguardia, incluidos modelos de ratones con melanoma, secuenciación de ARN de células individuales y tecnologías avanzadas de genética funcional e imágenes, para ampliar los límites de nuestra comprensión del papel del sistema inmunológico en la lucha contra el cáncer. El estudio, publicado en la revista Nature, revela un tipo adicional de célula inmunitaria involucrada en la estimulación de la respuesta inmunitaria contra el cáncer, lo que abre posibilidades para nuevas estrategias para impulsar la inmunoterapia y potencialmente expandir sus beneficios a más pacientes.

Ciclo de inmunidad

Los investigadores, según explican en un artículo, que estudian las defensas antitumorales del organismo suelen referirse al «ciclo inmunitario del cáncer», una serie de pasos a través de los cuales las células inmunitarias reconocen y eliminan las células cancerosas. En el centro de este ciclo se encuentran las células T, las principales células del sistema inmunitario que luchan contra el cáncer. Pero las células T no trabajan solas; dependen de la activación de otras células inmunitarias, en particular las células presentadoras de antígenos (CPA), como las células dendríticas, los principales activadores de las células T.

Anais Elewaut, coautora principal del estudio y estudiante del programa de doctorado del Vienna BioCenter, explica: «El ciclo de inmunidad contra el cáncer, tal como lo entendemos hoy, en realidad está incompleto: nos falta el paso crucial de la reactivación de las células T dentro del microambiente tumoral», y añade: «Descubrimos que cuando las células T llegan al tumor, aún necesitan una activación adicional de otras células inmunitarias para ser completamente efectivas».

Para identificar los componentes faltantes en este proceso, los científicos utilizaron modelos celulares potentes para investigar los factores que hacen que el cáncer sea susceptible a las inmunoterapias más comunes.

Durante mucho tiempo, los investigadores habían estado considerando las células dendríticas como los principales activadores de las células T, pasando por alto el papel de otras células inmunitarias. En cambio, el modelo resistente tenía pocos monocitos, pero estaba lleno de macrófagos supresores, que se sabe que inhiben las respuestas inmunitarias. «Se pensaba que los monocitos desempeñaban un papel limitado en la inmunidad contra el cáncer», explica Guillem Estivill, coautor principal del estudio y estudiante del programa de doctorado del Vienna BioCenter. «Ahora demostramos cómo la presencia o ausencia de estas células inmunitarias específicas puede conducir a resultados de tratamiento muy diferentes».

El estudio también muestra cómo las células cancerosas evaden la inmunidad, dificultando que las células T se mantengan activas y funcionen de manera eficaz.

El poder de la aspirina

A partir de este descubrimiento, una estrategia prometedora será el uso de inhibidores de la COX o antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como la aspirina, fármacos que bloquean la enzima ciclooxigenasa (COX), responsable de producir moléculas que provocan inflamación, como la prostaglandina E2. Además, la estimulación de la producción de interferón podría mejorar la capacidad del sistema inmunitario para combatir el cáncer. Estos enfoques podrían combinarse con las inmunoterapias existentes, proporcionando nuevas herramientas contra los cánceres que actualmente son resistentes al tratamiento.

Los hallazgos convierten a los monocitos en objetivos prometedores para potenciar las inmunoterapias, con información que tiene el potencial de beneficiar a una amplia gama de pacientes afectados por cánceres con vías moleculares similares al melanoma, como el cáncer de pulmón, páncreas y colorrectal.