Niña pequeña comiendo una macedonia de fruta

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Intolerancia a la fructosa: cómo revertir los síntomas y mejorar la digestión

Esta intolerancia no es necesariamente permanente

Durante años, la intolerancia a la fructosa y al sorbitol ha sido considerada un diagnóstico con pocas opciones más allá de la restricción dietética. Quienes la padecen suelen resignarse a evitar frutas, verduras y otros alimentos ricos en estos azúcares, con el fin de aliviar síntomas como hinchazón, diarrea y malestar digestivo.

Sin embargo, la ciencia ha avanzado y hoy sabemos que esta intolerancia no es necesariamente permanente. Con un enfoque adecuado, muchos pacientes pueden recuperar la capacidad de digerir y absorber estos compuestos sin síntomas.

Comprendiendo el problema

La intolerancia a la fructosa y al sorbitol se debe, en la mayoría de los casos, a un déficit en los transportadores intestinales que facilitan la absorción de estos azúcares, principalmente el transportador GLUT5. Este déficit puede ser causado por múltiples factores:

  • Una alteración de la microbiota intestinal
  • Inflamación crónica de la mucosa intestinal
  • Una dieta inadecuada que haya debilitado la función de la pared digestiva

El problema se agrava porque el exceso de fructosa y sorbitol no absorbidos fermenta en el intestino, generando gases y alterando la barrera intestinal. Esto no solo causa síntomas molestos, sino que aumenta el problema, afectando aún más la capacidad del intestino para procesar estos azúcares.

¿Cómo revertir la intolerancia?

La clave para recuperar la tolerancia a la fructosa y al sorbitol no es evitarlos indefinidamente, sino trabajar en la regeneración del intestino y en la modulación de la microbiota. Existen varias estrategias que han demostrado ser efectivas:

  1. Regeneración de la mucosa intestinal: Una mucosa intestinal dañada no puede absorber correctamente los nutrientes. El aporte de nutrientes esenciales como la glutamina, zinc y vitamina D puede favorecer la reparación de la barrera intestinal.
  2. Modulación de la microbiota: Un desequilibrio en la microbiota intestinal conlleva a una fermentación excesiva de la fructosa y el sorbitol. La introducción de probióticos específicos, junto con una dieta baja en FODMAPs durante una fase inicial, puede ayudar a restablecer el equilibrio.
  3. Estimulación de los transportadores de fructosa: Investigaciones sugieren que el GLUT5 aumenta su expresión cuando se reintroduce la fructosa de manera progresiva. Un enfoque estructurado de reintroducción, en el que se consumen pequeñas cantidades de fructosa en combinación con glucosa (que facilita su absorción), puede mejorar la tolerancia con el tiempo.
  4. Control del estrés y la inflamación: Factores como el estrés crónico y la inflamación sistémica afectan la función digestiva. Técnicas de manejo del estrés, una dieta antiinflamatoria y actividad física regular pueden jugar un papel crucial en la recuperación.

La intolerancia a la fructosa y al sorbitol no tiene por qué ser una sentencia de por vida.

En muchos casos, se trata de un problema reversible si se abordan las causas reales y se sigue un plan adecuado de regeneración intestinal. Es fundamental entender que la solución no es evitar estos azúcares para siempre, sino restaurar la capacidad del cuerpo para digerirlos correctamente.

La clave está en realizar una estrategia integral que combine nutrición, suplementación y hábitos de vida adecuados. Con el enfoque correcto, muchos pueden volver a disfrutar de una dieta variada sin temor a los síntomas digestivos.

  • Gina Abellà, Farmacéutica y especialista en salud integrativa
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