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Reunión de trabajo en la oficina

Las reuniones de trabajo son un común denominador tras las vacacionesEFE

Sociedad

Elisa Sánchez: «El síndrome posvacacional no está recogido como enfermedad»

El desajuste horario es la principal causa de este síndrome o estrés, al que deberíamos añadir el cambio del ritmo diario, sobre todo el de nuestra actividad social

Pasar de una situación de horarios relajados, de la tranquilidad de las vacaciones, a la alta tensión laboral y de un esfuerzo continuado exige una adecuada flexibilidad mental. Como indica la doctora licenciada en Psicología y miembro del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid Elisa Sánchez «el síndrome posvacacional puede sentirse incluso días antes de volver al trabajo si la persona anticipa el malestar que va a sentir en su trabajo».

El síndrome posvacacional es una realidad a la que se le está dando cada vez una mayor importancia aunque no está aceptada como enfermedad común o laboral como nos confirma la psicóloga porque «la mayoría de los médicos no lo ven como un problema; realmente no está recogido como enfermedad en ninguno de los listados ‘oficiales’». El desajuste horario es la principal causa de este síndrome o estrés, a la cual deberíamos añadir el cambio del ritmo diario, sobre todo el de nuestra actividad social.

La doctora Elisa Sánchez nos habla del periodo de mayor incidencia de esta enfermedad que «suele producirse después de un periodo vacacional amplio (tres semanas) y está vinculado a dificultades para adaptarse a la rutina». Apunta a que si esto nos pasa todos los lunes al iniciar la semana e ir al puesto de trabajo, «posiblemente haya una insatisfacción laboral, tal vez el trabajo o la empresa en la que trabajemos no cubra nuestras necesidades» y sería un mecanismo de alerta.

Síntomas reconocibles

Los síntomas físicos más comunes son: taquicardias, mareos, sensación de ahogo, dolores abdominales, trastornos gastrointestinales, y musculares mientras que entre los síntomas psíquicos, se hallan la irritabilidad, tristeza, falta de concentración, anergia, desmotivación, apatía, negatividad, dejadez, cansancio, fatiga, insomnio, falta de autoestima, ansiedad… Todos ellos se manifiestan más cuando hay que realizar las tareas domésticas o las del propio trabajo.

Curiosamente tiene más incidencia en las mujeres, probablemente porque muchas de ellas suman el regreso a sus puestos de trabajo a su importante rol en la organización de las tareas domésticas o familiares.

Esto puede tener dos vertientes, una más ansiosa y otra depresiva, apunta Elisa Sánchez: «La vertiente ansiosa se caracteriza por una activación tanto mental (preocupaciones, irritabilidad, mal humor) como física (hablar, moverse rápido, comer deprisa). Algunas de sus consecuencias psicosomáticas son molestias gástricas, dolores musculares o dificultades para dormir. Suele ocurrir en personas muy perfeccionistas, que les gusta tener todo bajo control y quieren ponerse al día rápidamente».

En segundo lugar, la vertiente depresiva «se caracteriza por apatía, desgana, desmotivación, dificultad para concentrarse, incluso tristeza; es decir por desactivación. Puede estar asociada a dificultad para adaptarse a los cambios o poca satisfacción laboral».

Se trata de la «depresión posvacacional» que viene delimitada por una reactividad psicológica caracterizada por hastío y cansancio, desencanto, inhibición, anhedonia, tristeza, malestar general, ansiedad, fobia social, etc. Un problema transitorio que puede realmente convertirse en algo más preocupante si pasan más de tres semanas. Elisa Sánchez incide en que en estos casos «tal vez haya personas que necesiten fármacos, pero creo que es mejor ir a la causa (hábitos de sueño, pensamientos negativos) y modificarlos».

Recomendaciones de la experta para superarlo:

- No concentrar todas las vacaciones en un mismo periodo. Es preferible dos grupos vacacionales de descanso, yo recomiendo 2-3 semanas en verano y 1-2 semanas en otra época.

- Planificar bien las vacaciones y practicar ocio activo: viajar, hacer turismo, pasear, nadar, que es lo que más ayuda a desconectar.

- Adelantar unos días el regreso vacacional. Una vuelta progresiva a la rutina puede favorecer que el cambio no sea tan dramático.

- Intentar no cambiar los horarios de sueño y comidas bruscamente durante las vacaciones. 

- Las vacaciones no son la solución a los problemas laborales. Intenta buscar un equilibrio entre tu vida privada y tu vida laboral.

Otro consejo es incorporarte a media semana para que la semana sea más corta.
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