Sociedad
Cómo cuidarte contra el cáncer
Las mamografías, la autoexploración y seguir un estilo de vida saludable pueden ser determinantes para prevenir el desarrollo de la enfermedad
«El cáncer de mama no avisa, pero podemos adelantarnos», advierten desde la Asociación Española contra el Cáncer. Lo cierto es algunos tipos de cáncer pueden detectarse y tratarse antes de que se produzcan los síntomas. La detección precoz permite diagnosticar la enfermedad aumentando considerablemente las posibilidades de curarse de forma definitiva. En el caso del cáncer de mama se estima que la detección temprana puede reducir entre el 25 % y el 31 % la mortalidad por la enfermedad.
La mamografía es la técnica utilizada más eficaz para detectar anomalías hasta 2 años antes de que sean palpables. Además, es una prueba que cubre la Seguridad Social y que se debería realizar con mayor o menor periodicidad en función de nuestro historial y el de nuestra familia más cercana. También es recomendable la autoexploración, con el objetivo de que, si en algún momento nota la aparición de cualquier bulto o cambio en la piel, se lo notifique al médico de forma inmediata.
Junto con la detección precoz, existen una serie de hábitos y recomendaciones que podemos seguir para fomentar una vida lo más sana posible y que nos pueden ayudar a evitar ciertos tipos de cáncer en sus etapas iniciales.
¿Cómo prevenir el cáncer en tu día a día?
1. Alimentación sana y variada. Multitud de estudios indican que las personas que consumen más frutas y verduras tienen índices de mortalidad de hasta el 30 % menos que los que consumen pocas. Una dieta rica en vegetales protege contra ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Se recomienda tomar 5 raciones de fruta y verdura, consumir productos de granos enteros y minimizar el consumo de alimentos hipercalóricos (ricos en azúcar o grasa) así como de la carne procesada, sobre todo roja. También habría que evitar las bebidas edulcoradas o la comida con alto contenido en sal.
2. Practicar ejercicio físico cada día. Incorporar a la rutina diaria un paseo de media hora a paso rápido si somos adultos y de una hora para los niños puede ser determinante.
3. Evitar el consumo de tabaco. Fumar, aunque sea tabaco de mascar, está relacionado con varios tipos de cáncer, incluyendo el de pulmón, boca, garganta, laringe, páncreas, vejiga, cuello uterino y riñón.
4. Limitar el consumo de alcohol. Beber grandes cantidades de alcohol de forma continuada puede incrementar la posibilidad de padecer cáncer de cabeza, cuello, esófago e hígado. Se recomienda moderar el consumo diario a una copa, si eres mujer, o dos, si eres hombre.
5. Protegerse del sol. Imprescindible desde que nacemos porque las quemaduras que podamos experimentar de niño pueden manifestarse en un futuro como cáncer de piel. Es uno de los cánceres más comunes y uno de los más evitables. Utilizar crema solar con factor de protección 30 (al menos) cada dos horas y evitar las horas máxima de intensidad solar (entre las 10 y las 16h) puede ayudarnos a prevenir la enfermedad.
6. Mantener un peso saludable. Las investigaciones han demostrado que tener sobrepeso aumenta considerablemente el riesgo de una persona de tener cáncer de útero, mama o colorrectal. Las posibilidades aumentan cuanto más excesivo sea el peso y cuanto más tiempo lo tenga la persona.
7. Vacunación. Las infecciones son responsables del 16 % del cáncer. Los expertos recomiendan seguir los programas de vacunación en especial de la hepatitis B (recién nacidos) y el virus del papiloma humano o HPV (para las niñas).
8. Contaminación ambiental. En el trabajo, protéjase de las sustancias cancerígenas cumpliendo las instrucciones de la normativa de protección de la salud y seguridad laboral. Además, averigüe si está expuesto a la radiación procedente de altos niveles naturales de radón en su domicilio y tome medidas para reducirlos.
9. Participar en los programas organizados por la Sanidad Pública de cribado del cáncer colorrectal, mama y cervicouterino.
10. Los factores psicoemocionales y una buena gestión del estrés también pueden evitar desencadenar un proceso de enfermedad. De ahí, la importancia de llevar a cabo prácticas como el mindfulness que nos ayuden a mejorar la fatiga mental.