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El hospital Sant Joan de Déu en BarcelonaWikipedia

Salud

Logran que un menor de 16 años afectado por un ictus recupere la movilidad

Es la primera vez en Cataluña que se administra este tratamiento a un menor, por vía intravenosa, de una medicación que tiene como objetivo disolver el coágulo y restablecer el flujo sanguíneo

Médicos del Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues de Llobregat (Barcelona) han administrado, por primera vez en Cataluña, un tratamiento intravenoso a un menor que había sufrido un ictus y han logrado que recupere la movilidad perdida.

Según ha informado el hospital infantil, que ha dado a conocer este caso con motivo de la celebración mañana del Día Mundial del Ictus, este tratamiento debe administrarse por vía intravenosa en el plazo de 4 horas y media desde que se presenten los primeros síntomas y hasta ahora no se había inyectado a ningún menor.

Los médicos del Hospital Sant Joan de Deu, que ha recordado que en los menores los síntomas del ictus pueden ser atribuidos a otras enfermedades y, por eso, a veces el diagnóstico llega tarde, han explicado que cada año, entre 2 y 13 niños por cada 100.000 menores sufren un ictus y el 80 % tienen secuelas que requerirán años de rehabilitación.

En este caso, se trató de un menor, de 16 años, que llegó hace unos días al centro con una parálisis completa en la parte derecha de su cuerpo y recibió un tratamiento que consiste en la administración, por vía intravenosa, de una medicación que tiene como objetivo disolver el coágulo y restablecer el flujo sanguíneo para conseguir que la lesión cerebral tenga el mínimo impacto posible.

Según los médicos que le atendieron, a los diez minutos de iniciar el tratamiento, el joven empezó a recuperar la movilidad de la pierna y el brazo derecho.

«Si no hubiera recibido el tratamiento, probablemente habría quedado con una incapacidad de forma permanente. En la actualidad está totalmente recuperado y solo debe seguir controles. Es la primera vez en Cataluña que se administra este tratamiento a un menor», ha explicado la neuróloga pediátrica Verónica González.

Uno de los hándicap que presenta el uso del tratamiento fibrinolítico o trombólisis endovenosa en los niños, y que explica por qué no se había utilizado hasta ahora aunque hace tiempo que se viene aplicando en adultos, es que se trata de una medicación poco estudiada en menores que, además, debe administrarse en el plazo de cuatro horas y media desde que el paciente presenta los primeros síntomas.

«La mayoría de los ictus pediátricos presentan más horas de evolución cuando llegan al hospital y esto ocurre porque, a diferencia de los adultos, en los niños los síntomas de un ictus pueden ser confundidos fácilmente con otras enfermedades como la epilepsia o las migrañas, y el diagnóstico llega más tarde», según González.

Para evitar esta demora, los expertos aconsejan a las familias y médicos de primaria que deriven al hospital los niños en cuanto presenten una parálisis o alteración repentina del movimiento, la visión o el habla.

Antes de administrar el tratamiento fibrinolítico, una neuropediatra tiene que hacer una exploración neurológica del paciente para ver qué grado de afectación tiene y evaluar si en su caso está indicado y establece cuál es la dosis que se le debe dar. También se le hace una neuroimagen de urgencia para confirmar el diagnóstico de ictus.

Actualmente, los tratamientos que permiten tratar el ictus y evitar las secuelas son el tratamiento fibrinolítico intravenoso, el que se ha administrado al joven de 16 años, y la trombólisis intraarterial, que consiste en la introducción de un catéter en la arteria para disolver el coágulo, que se puede utilizar cuando el paciente lleva más horas de evolución (un máximo de entre 12 y 24 horas).

En la mayoría de casos pediátricos, cuando se diagnostica la enfermedad ya se ha superado este margen de tiempo y los niños ya han sufrido daños y por eso el 80 % de los niños presentan secuelas motoras, del lenguaje y/o neurocognitivas.

El Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, centro referente en la atención de esta enfermedad, atienden una quincena de casos anuales de ictus en menores.

Los principales síntomas del ictus

  • Problemas en el lenguaje, con dificultades para hablar.
  • Pérdida de sensibilidad u hormigueos en la mitad del cuerpo. Generalmente afecta a una mitad del cuerpo y se manifiesta sobre todo en la cara y/o en las extremidades.
  •  Pérdida brusca de la coordinación o el equilibrio.
  • Dolor de cabeza intenso y diferente a otros dolores de cabeza habituales.
  • Pérdida súbita de visión en un ojo.