Sociedad
Diego González, el único médico de la historia que ha operado en 120 países
Creador de la técnica Uniportal VATS, se trata del único método que permite hacer operaciones torácicas con una sola apertura de tres centímetros y 48 horas de recuperación
Colombia, China, Rusia, Estados Unidos, Kuwait, Reino Unido, Arabia Saudí, Brasil, Holanda, Sudáfrica… ningún país se le resiste a Diego González Rivas, al que la prensa estadounidense define como el cirujano torácico más reconocido del planeta desde el doctor Christian Barnaard (primer trasplante del corazón en 1967).
La vida de González fluye por todo el mundo desde hace 11 años, cuando creó la técnica con la que ha salvado miles de vidas con una única incisión y ahorrando a los pacientes dolor y días de recuperación. No es una exageración: la técnica Uniportal VATS permite hacer todo esto con una sola apertura de tres centímetros.
El doctor gallego se define como una persona con muchas inquietudes desde pequeño, ya que siempre quiso hacer algo relacionado con la salud con la finalidad de ayudar a las personas. «Estudié Medicina, pero no tenía muy claro que tipo de cirugía quería hacer. Fue una decisión de última hora», cuenta sobre su apuesta por la cirugía torácica.
«Echo de menos estar en La Coruña más tiempo, estar con mi familia y mis amigos... pero bueno, por otro lado fue una decisión que tomé hace años cuando inventé la técnica. Yo quería extenderla por el mundo, difundirla y mostrarla directamente en hospitales. Es una técnica que funciona y quiero que todo el mundo la haga o la conozca», explica.
Hace ocho años inició una peregrinación por el mundo enseñando su revolucionaria técnica a los más reputados cirujanos mundiales, que hoy abarrotan sus quirófanos, conferencias y sesiones clínicas desde el Shanghai Pulmonary Hospital (el mayor centro dedicado al cáncer de pulmón en el mundo) hasta el Mount Sinai o el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, ambos líderes mundiales desde Nueva York.
Pero no todo ha sido fácil para el doctor Diego, como le llaman sus amigos y pacientes. Cuando inició la técnica Uniportal VATS en su hospital coruñés, el jefe que tenía en aquel momento lo vio como una amenaza, explica el doctor. «Creó en mi una necesidad de mostrar mi técnica al resto del mundo porque sabía que funcionaba. Me empezaron a llamar de todas partes y comencé a montarla en varios hospitales».
Empieza a hablar y el cansancio de los vuelos, las operaciones y las conferencias se transforman en pasión y amor hacia su profesión. Nada parece importarle, es más, lo hace desde lo mas profundo de su corazón. Esta pasión la comparte con su mayor aliado: el surf. Las olas son como una cirugía: impredecibles. «Desde pequeño estoy vinculado al mundo del surf. Fui médico de la Selección Española 12 años. He viajado a todos los campeonatos del mundo, surfeaba… he cogido olas en Maldivas, Indonesia, Australia o Hawái con equipos profesionales. Yo iba en el barco y operaba ahí mismo a la gente que se lesionaba».
Ahora mismo se encuentra en Colombia, después pasará por México y finalizará, por unos días, la ruta en Costa Rica, donde el fin de semana retomará las olas.
La técnica que emplea la ha evolucionado, ahora está creando robots Da Vinci que operan de forma Uniportal. «Hicimos los primeros casos del mundo hace un mes, lo cual es una revolución. La operación fue muy bien, es muy preciso». Es, asegura, «una pasada».
Con el comienzo de la pandemia el mundo se detuvo, y no iba a ser menos para el doctor Diego aun siendo médico, ya que no se encontraba en España. «Yo me encontraba en Senegal y Argelia, estaba operando allí y justo el día que decretaron el estado de alarma estaba a punto de coger el avión para España y me di cuenta de que todos los vuelos estaban cancelados. Yo tenía muchísimo miedo, se cerraba el aeropuerto de nuestro país al día siguiente y yo no tenía alternativas de vuelo. No se ni cómo, pero ese mismo día salió el último vuelo a España y me subí a él».
Se quedó en España, aunque su idea era volver a Shanghái. China estaba ya cerrada, por lo que era inviable volver, igual que ahora. Los casos en China están aumentando cada vez más, al igual que las muertes. Según las autoridades, la cepa del virus que se está expandiendo es la Delta Plus.
«Dejé de viajar bastante, pero Portugal siempre me abría las puertas. Tengo unos compañeros, también gallegos, que operan en varios sitios de allí, y me fui con ellos. Operaba una semana en Portugal y otra en España».
Diego fue de las primeras personas que empezaron a viajar en abril de 2020, un mes después de decretarse el estado de alarma. Su pasión por ayudar y salvar vidas es tan grande que se guio por su profesionalidad y su buen corazón. «Recuerdo estar solo en el aeropuerto. Fui a operar a Alemania y solo íbamos dos personas en el avión. Fue surrealista», asegura. Y añade: «Eso parecía The Walking Dead. Lo que yo viajé en la pandemia y vi no lo vivió nadie».
En 2020 fue a Estambul, Kuwait, Uzbekistán, Tokio, Ruanda, Mozambique, Costa Rica… «Me pasó de todo en los viajes que hice durante el estado de alarma. Según llegamos a Uzbekistán nos quedamos de piedra, todo el mundo sin mascarilla. Luego fuimos a Ruanda a grabar un documental, y mi cámara dio positivo, por lo que se tuvo que quedar dos semanas allí. Tras esto, fuimos a Dubái y el cirujano ruso con el que iba también dio positivo y se tuvo que quedar dos semanas allí. Yo todas las veces di negativo, debe de ser por todo lo que viajo y porque he desarrollado una inmunidad especial, si no, no me lo explico».
Durante la pandemia también estuvo en Gaza y fue el único cirujano del mundo que lo hizo. Entró justo antes de los bombardeos.
A Madrid regresa el 28 de noviembre. Tiene la agenda completa desde hace ocho meses. Opera 20 pacientes al día. «El 28 opero todo el día, y por la noche vuelo a Perú», cuenta. Tiene toda la agenda en la cabeza y es capaz de dictar de carrerilla todos los vuelos y países que visitará hasta el año que viene.
El doctor Diego no ha querido olvidarse de los estudiantes de Medicina más jóvenes: «Que estudien mucho, que trabajen mucho, que le dediquen muchas horas, que le pongan mucha pasión y que nunca se rindan. Que siempre intenten innovar, que no se conformen, que intenten cambiar las cosas. Lo que aprendan, que intenten ver la forma de hacerlo mejor. Solo la gente que arriesga, que es diferente, es la que cambia el mundo. Que no sean un médico más, que su paso por la medicina sea para cambiar a las personas y aportar algo diferente. Lo más importante es que le pongan pasión», concluye.