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Dulces no, pero porno sí

En los últimos veinte años, el porno se ha convertido en la droga más consumida en el mundo

Hablemos de dinero: cada segundo se gastan 3.075,64 dólares en ello, produce unas ganancias que superan las de las tres mayores cadenas de televisión americanas juntas (ABC, NBC, CBS). Y supera los beneficios de las mayores empresas tecnológicas a día de hoy. Hablamos de pornografía.

¿No se adoptan medidas para que los adolescentes (y no tan adolescentes) no vean pornografía y sin embargo se prohíbe el anuncio de comidas poco saludables? Esta es una de las múltiples incoherencias que se dan a día de hoy. El ministro Alberto Garzón ha impulsado esta nueva medida ante la preocupante situación física de los jóvenes de nuestro país. Desde hoy se prohíbe la publicidad dirigida a niños de chocolates, dulces, postres, galletas, zumos y helados…Cierto es que se trata de una gran iniciativa, si no fuese porque es otra de las incongruencias de la sociedad actual. Pues sí señores ministros, la comida es un tema serio, pero ¿y las cabezas de nuestros jóvenes?

El ministro de Sanidad y Consumo Alberto GarzónEFE/Kiko Huesca

La pornografía es la nueva droga del siglo XXI. Lejos quedaron los ochenta con la heroína o los noventa con el éxtasis. En los últimos veinte años, el porno se ha convertido en la droga más consumida en el mundo. Quizás haya alguno que considere que la palabra droga es un calificativo demasiado fuerte, sin embargo hay que saber que a nivel cerebral fluye por el mismo circuito que el alcohol, y que la cocaína entre otros y su reacción física, neuronal y psicológica es muy parecida.

Ver pornografía aumenta los niveles de dopamina en nuestro cerebro lo que conlleva una reducción de la serotonina (control de los impulsos), que tras la excitación sexual, genera tensión/ansiedad, orgasmo y euforia para terminar en relajación. El cerebro goza de los efectos de grandes cantidades de dopamina por lo que cada vez exige más y más y la tolerancia que se desarrolla es tal que al final se termina consumiendo tipos más extremos de pornografía.

A diferencia de otras drogas, el porno cuenta con 5 características que en boca de Kleponis la convierte en la droga silenciosa.

El porno es asequible. Al principio, cuando se empieza a consumir pornografía solo se necesita una pantalla y con ella se accede a cualquier tipo de contenido sexual que no hay que pagar. Esta estrategia es lo que hace que el porno sea tan consumido. Pues sobre todo al principio, el no ver ni sentir que se pierde dinero hace que la persona no se dé cuenta hasta qué punto está enganchado.

Es accesible pues tan solo se necesita una pantalla y saber navegar en internet. Cantidad ingente de contenido sexual a golpe de clic. Ya no es necesario tener que ir a algún sitio y pedir esa revista o esa película y que la persona que te atiende vea tu cara. Única y exclusivamente es uno con su pantalla.

Lo que la lleva a ser anónima. Pues la gente se resguarda tras la pantalla e incluso inventa un nombre ficticio o seudónimo para registrarse.

Y finalmente es aceptada. Y hasta en muchas ocasiones, alabada. Tan solo hay que echar un vistazo a los grupos de WhatsApp de móvil para descubrir que unos cuantos videos son de contenido sexual y que tenerlos es lo más normal. Esto lleva a que los jóvenes consideren ver porno casi como una necesidad fisiológica, cuando más que una necesidad es un apetito.

Y finalmente es agresiva pues por la tolerancia mencionada, el cerebro cada vez necesita de inputs más fuertes para sentir lo mismo. Esto hace que cada vez las imágenes y los actos que se visualizan tengan que ser más extremos para obtener el mismo beneficio (de dopamina).

Por todo esto, tenemos que plantearnos no solo la importancia que tiene la salud física, sino también la psicológica, pues si ahora no ponemos medios para frenar este consumo tendremos jóvenes guapos y delgados pero con cabezas incontrolables por la dependencia generada.