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Educación

Las trampas al solitario de la Lomloe para reducir el fracaso escolar

Los aprobados en ESO y Bachillerato ayudarán a maquillar las cifras

Europa lleva años señalando a España por sus altas tasas de fracaso escolar o, como lo denomina el Parlamento Europeo, el abandono escolar temprano (AET). Por ello el Ejecutivo se ha puesto manos a la obra con una medida que es, cuando menos, llamativa desde el punto de vista educativo.

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Y es que España es el segundo país con mayor tasa de abandono prematuro. Según datos del Eurostat, el 16 % de los jóvenes españoles entre 18 y 24 años solo habían completado –como máximo– 4º de la ESO, muy por detrás del 10 % que marcó la Unión Europea para 2020.

Pero lo más preocupante son las cifras del llamado fracaso escolar. Según datos de Fundación Sociedad y Educación, la tasa de AET entre los jóvenes que no han concluido con éxito la ESO es del 72,5 %, frente al 10,8 % de los que sí se graduaron.

Así, el Gobierno ha tomado una drástica determinación y permitirá a los alumnos pasar de curso de la ESO con asignaturas pendientes e incluso obtener el título de Bachillerato con un suspenso. Es decir, si no hay suspensos, no hay abandono. Una resolución muy criticada por el sector educativo que, considera, «envía un mensaje contrario a la cultura del esfuerzo».

Como explica Miguel Ángel Sancho, presidente de la Fundación Europea Sociedad y Educación y director del estudio Mapa del abandono educativo en España, la decisión de pasar de curso y obtener el Bachillerato con asignaturas suspensas esconde otro problema. «Si coges las tasas de idoneidad a los 12 años –alumnos que están en el curso que les corresponde por edad–, ya hay una tasa de repetidores, pero es que a los 15 años esa tasa ha aumentado hasta el 30 %. Eso alimenta el abandono».

«Tener la ESO importa, y mucho. Si diluimos la importancia del título de la ESO con suspensos, más gente se titulará y podrán matricularse en Grado Medio o Bachillerato. Pero hay que preguntarse por qué no titula la gente. ¿Se exige demasiado? ¿No se da suficiente apoyo? No es tan simple como facilitar el título de la ESO», comenta Sancho.

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«Sistema perverso»

En la misma línea, aunque de una forma más contundente, se expresa la diputada popular Sandra Moneo. «El Gobierno pretende maquillar las cifras trasladando desde las etapas más tempranas que da igual esforzarse o no. Tanto el alumno que supera las dificultades solo como el que necesita apoyo van a conseguir el mismo título. Es un sistema perverso», comenta.

Por eso Moneo aboga por adoptar medidas «respecto a indicadores objetivos», como la finalización de grados medios, donde la brecha de España respecto a Europa es más significativa, e incluso extender hasta los 18 años la enseñanza obligatoria.

Incidencia en los porcentajes

Respecto a si los aprobados ayudarán a reducir la tasa de abandono, los expertos reconocen que es muy difícil calcular la bajada que esta medida supondrá, aunque todos coinciden en que se reducirá el porcentaje.

Miguel Ángel Sancho cree que esta cifra bajará, pero matiza que «también depende de los ciclos económicos», ya que en épocas de crisis «la gente tiende a continuar los estudios».

El Ministerio de Educación, por su parte, no ha respondido a las preguntas de El Debate al respecto.

¿Qué se considera fracaso escolar?

Uno de los problemas a la hora de explicar el fracaso escolar es la ambigüedad del término. Como explica María López en su estudio El fracaso escolar en España y sus regiones: Disparidades territoriales, «podemos distinguir entre fracaso subjetivo y objetivo», siendo el primero el que deriva de quedarse en una etapa inferior a la que correspondería por capacidades; mientras que el objetivo «se produce cuando no se alcanzan los mínimos establecidos por el sistema educativo».

Dentro del fracaso objetivo, se puede diferenciar entre el fracaso de los estudiantes que cursan la ESO sin obtener el título –también denominado fracaso administrativo–, el de los alumnos que no alcanzan el nivel 2 de competencia en el informe PISA, y el de aquellos que abandonan el sistema educativo sin completar la Educación Secundaria Superior –jóvenes de 18 a 24 años que como máximo tienen el nivel de 4º de la ESO–. Este último, conocido por el término de «abandono escolar temprano» (AET), es el más utilizado para analizar las cifras de fracaso escolar.