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La sensación de soledad se dispara hasta un 64 % en el caso de los más mayores, según un estudio del Observatorio Social de la Fundación La CaixaPexels

Sociedad

Los dos tipos de soledad que abundan en España

La pandemia y los cambios sociales han propiciado un aumento generalizado de esta sensación en los últimos años

La Navidad es sinónimo de ilusión y felicidad. Durante casi dos semanas, las familias, los amigos y los compañeros de diversos colectivos se reúnen para compartir buenos momentos, copiosas comidas y regalos en las que sin duda son las fechas más mágicas y señaladas de todo el año. Pero de la misma manera que los encuentros se suceden por doquier, son también muchas las personas que no tienen con quien festejar unos días que se presuponen de alegría para todos. Una tendencia que, por si fuera poco, se ha redoblado en los dos últimos años a cuenta de los terribles efectos de la COVID-19.

Según un estudio del Observatorio Social de la Fundación La Caixa con población general, más de la mitad de los participantes (55 % en total) se sentían solos o se encontraban en riesgo de aislamiento social. Se trata, para ser más precisos, de unas cifras que aumentan conforme disminuye el nivel de estudios o a mayor edad. 

De acuerdo a los resultados de dicha encuesta, cerca del 30 % las personas de entre 40 y 64 años (a las que se presupone más implicadas con el trabajo, las actividades de ocio y la crianza y la familia) se sienten socialmente solas, lo que significa que carecen de vínculos sociales. Si hablamos de soledad emocional (sentirse solo independientemente del entorno social que se tenga), ese porcentaje se eleva en el mismo grupo al 38 %.

Pero son los más mayores, lastrados por las pérdidas o los cambios sociales, los que más sufren este problema. En su caso, la sensación de soledad es de un alarmante 64 % (de los que el 15 % la manifiesta de manera muy grave), según otro estudio de la entidad citado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)

Este grupo es, además, el que más acusa problemas de salud derivados de ese aislamiento, como malnutrición, menor adherencia a tratamientos médicos, deterioro cognitivo y físico debido a una menor actividad (física, social o familiar), mayores niveles de ansiedad y depresión y menor sensación de bienestar y satisfacción vital.

Los dos tipos mÁs peligrosos de soledad

  • Social: la sufre más del 13 % de la población. Los «síntomas» serían sensación de abandono y echar en falta la compañía de otros.
  • Emocional: la sufre más del 23% de la población, gente que no tiene suficientes personas a las que recurrir en caso de necesidad o en las que pueda confiar plenamente.

Las razones que han impulsado esta tendencia de manera generalizada, según recuerda la OCU, son diversas. La esperanza de vida ha aumentado, la natalidad se encuentra en mínimos, los divorcios y separaciones se han normalizado y la movilidad territorial se ha multiplicado. En conjunto, todo ello ha propiciado que tengamos menos tiempo para dedicarnos a nuestras familias y relaciones. 

Ante esta situación, rematada por la pandemia de coronavirus que, un año más, ha trastocado los planes de miles de personas que han optado por cancelar su agenda, desde la OCU recomiendan utilizar la tecnología mediante la realización de videollamadas con la familia y tener presente, por otra parte, que ese aislamiento servirá para proteger su salud a corto y largo plazo. «Esperamos que estos sean los menos casos, y que, siguiendo siempre las recomendaciones de prevención e higiene, puedas compartir las fiestas con tus allegados», confían.