Ciencia
¿Por qué el volcán de Tonga provocó un tsunami y el de La Palma no?
A falta de contar con un balance definitivo, los expertos creen que la erupción del archipiélago oceánico es posiblemente la mayor en 30 años
La erupción el pasado viernes del volcán submarino de Hunga Tonga–Hunga Haʻapai, en el archipiélago de Tonga (Oceanía), ha dejado tras de sí un balance atronador: olas de hasta 2 metros provocadas por el tsunami posterior a la erupción, ecos lejanos del maremoto en costas de todo el mundo y la mayor parte de la propia isla en la que se encuentra, inicialmente surgida tras una erupción del volcán en 2009, volatilizada a consecuencia de la explosión.
No en vano se trata posiblemente y nada menos que de la mayor erupción en más de 30 años, según han constatado los registros. El estallido del accidente geográfico, de una profundidad aproximada de 1.800 metros (de los que sobresalen 100) y una longitud de unos 500 metros en la superficie y de hasta 20 kilómetros en el subsuelo, desató una columna de humo y cenizas de 30 kilómetros de alto.
A las pocas horas, un maremoto activado por el movimiento de las placas que subyacen al volcán provocó importantes daños en grandes zonas del archipiélago, que vio afectadas sus comunicaciones, y en la costa oeste de Nueva Zelanda. La alerta por la posible llegada de oleaje se activó a ambos lados del Pacífico y cuatro personas, dos en Tonga y otras dos en Perú (a 10.000 kilómetros del archipiélago), han fallecido por el momento ahogadas a consecuencia del fenómeno.
Mientras la ONU y los servicios especializados tratan de calibrar el balance completo de la erupción y sus efectos, las autoridades australianas y neozelandesas anunciaron el despliegue de varios aviones de sus Fuerzas Aéreas para monitorizar los daños de infraestructuras tales como carreteras, puertos y cadenas de suministros. Los vuelos, por su parte, retornaron a la normalidad desde estos dos países.
Situada 45 kilómetros al noroeste de la capital del Reino polinesio de Tonga, Nuku’alofa, la isla tomó el aspecto que tenía hasta hace solo unos días tras otra erupción del volcán en 2015, de mucha menor fuerza que la del pasado día 14. Muchas de las 170 islas que conforman el archipiélago de Tonga, incluida la del epicentro del fenómeno, están deshabitadas.
Los volcanes submarinos se diferencian de los convencionales en que, como su propio nombre indica, surgen del fondo marino y no llegan a alcanzar la superficie. Estos accidentes geográficos se forman en lugares donde el magma del interior de la Tierra se acumula en grandes cantidades, hasta que explota y se filtra por medio de fisuras de la corteza terrestre en el suelo marino.
Aunque se desconoce cuántos puede haber debido a que los instrumentos topográficos para analizar el fondo de los mares se encuentran en continuo desarrollo, los investigadores creen que se cuentan por miles. Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA), tres cuartas partes de la actividad volcánica del planeta corresponden a erupciones submarinas.
En el caso del de Tonga, el volcán se encuentra en el arco volcánico llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una amplia área de 25.000 kilómetros de extensión que abarca del sur de Sudamérica a Alaska y la Polinesia. Dicha extensión destaca por el hundimiento de la placa tectónica del Pacífico bajo la placa indoaustraliana. El área concentra el 90 % de los terremotos, el 70 % de los volcanes activos y ha sido el lugar de origen de algunas de las erupciones más potentes de las que se tiene constancia. Los expertos creen que el volcán de Tonga erupciona con gran violencia aproximadamente cada 1.000 años.
Tsunami sí, tsunami no
Otra de las claves de la erupción tiene que ver con el tsunami surgido posteriormente a raíz del propio fenómeno. Aunque es un acontecimiento poco frecuente, los maremotos provocados por actividad volcánica pueden ocurrir, como ha sido el caso. Pero, ¿por qué otras erupciones, como por ejemplo la de La Palma, no los llevan aparejadas y esta, en cambio, sí?
Según explica José Luis Barrera, vulcanólogo del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, «se trata de dos situaciones y localizaciones que no tienen nada que ver». En este sentido, Barrera expone que las Canarias forman parte de «un contexto de archipiélago volcánico en medio del océano no ligado a ningún límite de placa». Estos límites, prosigue, son las que «mayor vulcanismo tienen de todo el planeta», y es en ellos, precisamente, donde se levanta el archipiélago de Tonga, lo cual explica que la actividad del manto terrestre sea más intensa en sismicidad y vulcanismo (de ahí que las manifestaciones de uno y otro sean diferentes). «Los tsunamis se producen en un contexto marino. En La Palma no hubo tsunami porque las erupciones fueron terrestres y de menor magnitud», remacha.