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Juan José Badiola, director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles EmergentesEFE

Entrevista

«Si se fía todo a la vacuna, ¿qué pasará si las nuevas variantes la eluden?»

Juan José Badiola, director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad Zaragoza, asegura que es «demencial hablar de cuarta o quinta dosis»

Juan José Badiola (León, 1948) es catedrático de Patología Animal y ostenta el cargo de director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza.

Entre los numerosos reconocimientos a su labor, ha sido galardonado con la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco, fue nombrado Hijo Adoptivo de Zaragoza y galardonado con el premio Aragonés con Denominación de Origen.

Durante los mediáticos casos de encefalopatía espongiforme bovina surgidos en los 2000, conocidos popularmente como «mal de las vacas locas», alcanzó notoriedad en el estudio de esta enfermedad, alcanzando gran prestigio internacional. El Ministerio de Agricultura, en el marco de la entrada a la Unión Europea, le nombró parte del equipo científico de Sanidad Animal de la Comisión Europea, con el objetivo de establecer las bases científicas de la normativa comunitaria.

Con la irrupción del SARS-CoV-2, formó parte de los expertos que preparó Madrid para la desescalada. Siendo considerado una eminencia del país en materia de enfermedades transmisibles, ahora El Debate tiene la oportunidad de conversar con él para comentar la situación epidemiológica actual.

–La incidencia ha acumulado ya varios días de bajada tras la fulgurante irrupción de ómicron, ¿cómo ve la situación epidemiológica de España?

–La quiero ver de manera positiva. Creo que los casos van a seguir bajando y calculo que en los próximos días se consolidará la bajada, a pesar de que este virus nos tiene acostumbrados a algunas sorpresas.

Juan José BadiolaEuropa Press

–Ómicron acabó siendo dominante en enero y ahora ha salido publicado que existe una subvariante llamada BA.2 , ¿qué posibilidades hay de que estas subvariantes de esta cepa sean preocupantes?

–Son variantes que pueden optar por tener mayor capacidad de propagación, algo que ya logró ómicron. O pueden ser más patógenas y virulentas. Y pueden ofrecer una tercera posibilidad: que sean capaces de eludir la respuesta inmunitaria que ofrece la vacunación. Con ómicron hemos podido ver que consigue eludir en parte la respuesta inmunitaria de las vacunas y por eso se han contagiado tantas personas. Dejo abierta una cuarta posibilidad que pasa por confundir las técnicas diagnósticas, que sería lo más preocupante. No veo probable una quinta, que es hacerse resistente a los tratamientos médicos. Yo me inclino por pensar en que sean igual de contagiosas que ómicron y eso obligará a desarrollar estrategias contra esa estrategia.

La incógnita de nuevas variantes

¿Cómo ve el papel de las instituciones y su estrategia comunicativa? La OMS decía recientemente que ve «plausible» el fin de la pandemia en Europa, aunque usted incide en que eso solo pasará cuando se aumente la vacunación en otras partes del mundo, como los países en desarrollo

–Yo estoy convencido de ello. Mientras no se logren unos porcentajes más elevados en el resto del mundo, será muy difícil. El mejor ejemplo es Sudáfrica, que es un país relativamente rico dentro de África, no llega al 25 %. O se ayuda a los países que lo necesitan, o no alcanzaremos ese objetivo. ¿Quién te dice que una nueva variante no va a ser capaz de eludir la respuesta inmunitaria?

La mejor salida que veo es ayudar todo lo posible a que no haya más variantes. O que sea el menor número posible, porque nadie garantiza que una nueva variante que esté por venir esté especializada en eludir la respuesta de las vacunas.

Vuelve a estar sobre la mesa la estrategia de algunos Gobiernos, entre ellos el nuestro, para gripalizar la COVID-19 y empezar a vigilarla como una enfermedad estacional más

–Coincido con las organizaciones médicas que han sido críticas con hablar de ese plan ahora, porque yo creo que es prematuro. Puede tener sentido como proyecto que haces a largo plazo e indefinido. El día que terminen las circunstancias actuales, podría ponerse en marcha, pero antes… Vamos a ver, la gripe es producida por un agente que ahora es muy conocido, que llevamos un siglo y medio con ella y que hay un conocimiento importante de la enfermedad. Eso permite que el sistema de vigilancia mundial esté perfectamente establecido para tratarla. Por eso hay antivirales específicos. Todo eso no lo tenemos por desgracia con el coronavirus. Ni siquiera se comercializan todavía los antivirales contra este virus. 

Esto de hablar de gripalizar  creo que es una forma elegante de decir que no queremos que se hable mucho más de la pandemia. La gripe no es esto, y cuidado con el coronavirus que nos ha proporcionado muchas sorpresas. Los virus de este tipo pretenden sobrevivir y para ello lo mejor es contagiar. Y ha encontrado en el ser humano a la especie idónea para garantizar su supervivencia.

Si viene una variante que eluda la respuesta inmunitaria de las vacunas, se te viene todo al suelo. No se puede apostar todo a las vacunas con un virus tan variable y que toma direcciones poco previsibles.

'Gripalizar' la covid es una manera elegante de decir que se deje hablar tanto de la pandemia

Hablando de vacunas, está creando mucha controversia la dosis de refuerzo a la población general

–La tercera dosis ha hecho un papel muy positivo en el grupo de población vulnerable, como los mayores, porque ha logrado reforzar su inmunidad. A partir de ahí, quizás para la gente de 40 años, por su sistema inmunitario, no fuera tan necesario. Entre los niños sí me parece importante completar el calendario, porque se ha demostrado que ómicron ha arrasado en esas edades.

Me deja muchas más dudas esa vacunación a los que han pasado la enfermedad y el plazo de cuatro semanas (en el momento de transcribir esta entrevista, se supo que Sanidad actualizaba su criterio y recomendaba ahora esperar cinco meses para la tercera dosis si se ha pasado la COVID-19), porque una persona que ha pasado la enfermedad tiene el mismo efecto que la vacuna. La vacuna es un simulacro de lo que ocurre en realidad con la infección. No hay por qué reforzar a esas personas de forma generalizada. Lo de la cuarta dosis ya es demencial porque de esa manera se van a trivializar las vacunas y esto es algo muy serio. Lo que hay que hacer de momento es controlar ómicron, algo que espero que pase en el mes de febrero.