COVID-19
Dos años después, el origen del coronavirus sigue siendo una incógnita
El SARS-CoV-2 ha provocado la muerte de casi 100.000 personas en España y casi seis millones en todo el mundo
La nueva predicción de Bill Gates sobre la pandemia
Toda la verdad de la errática gestión de Sánchez ante la pandemia
Este martes se ha cumplido el segundo aniversario del primer caso de coronavirus en España, una enfermedad que ha provocado casi 10 millones de contagios y la muerte de casi 100.000 personas en las seis olas que, de momento, ha sufrido nuestro país. Sin embargo, todavía no sabemos prácticamente nada del origen de este virus que ha cambiado por completo nuestra sociedad.
Los primeros casos ocurrieron en diciembre de 2019, cuando los servicios sanitarios de Wuhan empezaron a registrar extrañas neumonías de origen desconocido. Si el periodo de latencia presintomática del coronavirus es de dos semanas, los científicos sitúan el origen de la enfermedad en noviembre.
Encontrar al paciente cero ya es otra cuestión. Un estudio de la Universidad de Arizona publicado en Science localizó el primer contagio en el mercado de Wuhan, tras el ingreso de un vendedor el 11 de diciembre de 2019. No obstante, la comunidad científica se ha mostrado dubitativa ante esta opción.
Ya el pasado año, la OMS presentó un informe de 120 páginas con las conclusiones de la investigación que esta institución había realizado sobre el coronavirus. El documento, elaborado por una misión conjunta de expertos chinos e internacionales, barajaba cuatro posibles explicaciones para el origen del virus y su contagio en humanos; estas eran:
- Transmisión zoonótica directa. La OMS advertía que un murciélago, un pangolín o un visón, podrían haber contagiado el virus a una persona, de acuerdo con la fuerte evidencia de que la mayoría de los coronavirus humanos actuales se han originado en animales.
- Introducción mediante un huésped seguido de transmisión zoonótica. Se comprobó que el virus encontrado en los murciélagos tenía ciertas diferencias con el hallado en los humanos, por lo que algún animal habría tenido que servir de «puente» entre ambas especies.
- Introducción a través de la cadena del frío. Es la teoría más compartida por la prensa oficialista china, que señalaba a productos congelados traídos del extranjero como los responsables del contagio. La OMS, por su parte, puntualizó que la probabilidad de una contaminación de la cadena de frío era muy baja.
- Introducción por un incidente en el laboratorio. La OMS justificaba, para calificar esta teoría de «extraña» que no había «registros de virus relacionados con el SARS-CoV-2 en ningún laboratorio antes de diciembre de 2019, o genomas que en combinación podrían proporcionar este virus». Además, este organismo puntualizaba que los tres laboratorios de Wuhan que trabajan con coronavirus tienen «niveles de bioseguridad de alta calidad».
Sin embargo, esta investigación se realizó más de un año después del inicio de la pandemia y los expertos de la OMS estuvieron en China durante dos semanas bajo el estricto control de las autoridades comunistas.
El asunto del accidente del laboratorio –o su propagación deliberada– ha sido uno de los asuntos más comentados en occidente desde el inicio de la pandemia. De hecho, varios científicos británicos y estadounidenses advirtieron a Anthony Fauci y Francis Collins, asesores médicos de la Casa Blanca, que este virus, «preparado para la transmisión rápida entre humanos», tenía muchas papeletas para haber salido accidentalmente de un laboratorio. Sin embargo, estos expertos declinaron esas teorías por el bien de la «armonía internacional».
Esta teoría fue planteada por primera vez por Alina Chan, bióloga molecular del MIT y de Harvard. A comienzos de la pandemia, Chan alertó de que los datos genéticos estudiados «no apuntaban a la transmisión del virus entre especies en el mercado» por lo que «debe considerarse la posibilidad de que un precursor no manipulado genéticamente se haya adaptado a los humanos mientras se estudiaba en un laboratorio».
De momento, el origen del coronavirus se ha convertido en una cuestión más política que sanitaria. No parece que China vaya a permitir más investigaciones en su territorio y los países occidentales están cada vez más pendientes del conflicto de Ucrania, que está desplazando el foco mediático.
La pandemia, en cifras
La pandemia deja ya más de 5,71 millones de muertos en todo el mundo, que ha experimentado un total de 388 millones de casos.
En España, contabilizamos ya más de 94 mil decesos mientras que más de diez millones de españoles se han contagiado.
La gestión política
El mismo día que se confirmaba el primer caso de coronavirus en España, Fernando Simón, coordinador de Emergencias Sanidad, afirmaba: «como mucho, más allá de algún caso diagnosticado».
El 1 de febrero, el Ministerio de Sanidad organizó una reunión extraordinaria con las comunidades autónomas en la que hablaron de «riesgo moderado» en un informe técnico que aseguraba que el Sistema Nacional de Salud estaba «preparado» para realizar la detección precoz y la instauración de medidas de prevención y control. No fue así.
Pronto llegaron las controversias. Hubo una avalancha de polémicas, por decirlo de alguna manera. La primera fue la de no hacer caso, no solo a los avisos que llegaban del exterior, sino obviar las alertas que llegaban de los más cercanos.
La Policía ya buscaba mascarillas y guantes desde finales de enero. El médico y especialista en riesgos laborales José Antonio Nieto, entonces responsable del Servicio de Prevención para la Policía Nacional, llegó a perder el puesto tras advertir sobre la peligrosidad del coronavirus.
Pero lo peor estaba por venir. Con la perspectiva del tiempo, quedó acreditado que el Gobierno desoyó las alertas internacionales que vendrían después. A pesar de que el 22 de enero el entonces ministro de Sanidad Salvador Illa aseguraba que España «estaba preparada» para hacer frente a la pandemia, la realidad es que no había mascarillas para la población.
Para ganar tiempo, la cara visible de la gestión en ese momento, Fernando Simón, llegó a decir en una comparecencia que no era «necesario que la población usara mascarillas». «Su uso puede ser interesante en los pacientes con sintomatología», añadió el 6 de abril de 2020.
Sanidad acudía tarde, mal y nunca a un mercado como el chino ya ‘tensionado’, donde acabaría pagando hasta veinte veces más caras los productos de prevención.