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En el 2019, la hepatitis C acabó con la vida de cerca de 290.000 personasEFE

Salud

Los champiñones pueden curar la hepatitis C

Poseen una acción antiviral con el virus de la hepatitis C e inhibe su multiplicación, según ha demostrado un equipo que colidera el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

Una enzima del champiñón blanco tiene una acción antiviral con el virus de la hepatitis C e inhibe su multiplicación, según ha demostrado «in vitro» un equipo que colidera el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La tirosinasa es una enzima presente en el champiñón blanco (Agaricus bisporus) que tiene esa actividad antiviral mediante un mecanismo de inhibición distinto al de los fármacos habituales, por lo que podría contribuir al desarrollo de agentes terapéuticos prometedores, indica el CSIC.

Capacidad antiviral

Los investigadores han demostrado que la tirosinasa y particularmente una isoforma (una variante de la enzima) son eficientes en concentraciones micromolares (una millonésima parte de la masa de las moléculas) e inhiben completamente la replicación del virus de la hepatitis C en células hepáticas humanas.

La isoforma presente una capacidad antiviral hasta diez veces superior a la del fármaco comercial Ribavirina, actualmente empleado en combinación en muchos tratamientos, ha señalado José Miguel Palomo, investigador del CSIC en el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica, que participó en el estudio junto a la Universidad de Zaragoza.

El estudio también demuestra que las enzimas extraídas directamente del champiñón no presentan toxicidad en células hepáticas, por lo que «podrían usarse como proteínas para el tratamiento de la infección provocada por la hepatitis C».

Esta preparación de tirosinasas podría convertirse en un agente terapéutico prometedor, un fármaco «de muy bajo coste para el tratamiento del virus, que podría usarse como sustituto o en combinación con otros fármacos», ha destacado Palomo.

La fabricación de un fármaco a partir de las tirosinasas del champiñón supondría una gran reducción de costes, pues los tratamientos actuales cuestan unos 60.000 euros por paciente.

El grupo de investigación quiere desarrollar ensayos «in vivo» de este tipo de compuestos para demostrar su potencial como fármaco.