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Javier Coterillo es consultor farmaco sanitario y coach certificado

Javier Coterillo es consultor farmacosanitario y coach certificadoCedida por el autor

Entrevista

Javier Coterillo: «La tolerancia a la frustración también hay que trabajarla»

España es, junto a Portugal, el país de la OCDE donde más psicofármacos se consumen: «Provocan dependencia, pero solo actúan como parches ante los problemas», cuenta

Cada vez se oye hablar más de salud mental, pero de momento podemos atrevernos a decir que los diagnósticos superan con mucho a las soluciones. Abordar asuntos tan complejos como las enfermedades que afectan a la mente requiere, sin duda, de auxilios multifactoriales.

Como toda crisis, España ha atravesado y atraviesa momentos de incertidumbre. Si ya en la época prepandémica crecían las depresiones, los insomnios o la ansiedad, y con ellas, el consumo de ansiolíticos y antidepresivos, el impacto del coronavirus parece haber agravado, según los expertos, esta situación.

Hay un malestar real evidente. Pérdidas de seres queridos o de trabajo, desprotección económica, aislamiento, miedo a enfermar... son hechos objetivos. Aunque el abordaje clásico pasa por el trabajo en terapia con un psicólogo a la que le puede acompañar una medicación en los casos más graves prescrita por un profesional de la medicina, el coaching propone un viaje al interior de uno mismo para desenredar las telarañas que nos están bloqueando.

«Un coach no juzga ni aconseja, pero si acompaña en ese viaje del aprendizaje», nos dice Javier Coterillo, consultor del sector farmacosanitario y coach. Su último libro es Alma de coach.

Somos el país de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), junto a Portugal, donde más psicofármacos se consumen…

–Yo soy coach certificado, pero también consultor del sector farmacosanitario y conozco la situación. La ansiedad y el estrés ya subían en la época prepandemia, y por consiguiente, el consumo de psicofármacos y la crisis sanitaria ha traído confinamiento, pérdida de trabajo y familiares y otros problemas. Muchas personas han sufrido un bloqueo emocional que no ha sabido gestionar.

Si algún responsable del sistema de salud preocupado por estos datos te pidiera algún consejo, ¿qué le dirías?

–La Atención Primaria está colapsada y tira de psicofármacos, que provocan mucha tolerancia y dependencia pero que actúan como parches. Las soluciones para mí deben ser alternativas a la medicación y pasa porque la gente tome conciencia de por qué está sufriendo ese tipo de trastornos emocionales, algo que se puede trabajar con un profesional como un psicólogo o un coach. Pero siempre desde el autoconocimiento.

El desarrollo interior también se trabaja

¿Cómo conseguir ese autoconocimiento que pase por analizarnos y examinarnos?

–Hay que trabajarlo, basándonos en el autoconcepto. La gente tiene conversaciones públicas pero también privadas. Una cosa es lo que dices y otra muy distinta lo que sientes. Si entre lo que digo y lo que siento no hay un equilibrio, no se ventilan emociones y provocan un malestar que nos meten en un problema. El análisis con nosotros mismos nos lleva a saber dónde estamos en el aquí y ahora y nos lleva a querer saber dónde queremos estar. Identificar las causas es básico para tomar decisiones.

Si no se ventilan las emociones, el malestar acaba causando un problema

En tu propia experiencia, ¿qué te ha llevado a llegar hasta aquí?

–Yo he pasado por muchas fases, no exentas de fracasos laborales. Como emprendedor y autónomo, ha sido una montaña rusa. Mi consejo es que primero hay que hacer un ejercicio introspectivo que nos lleve a preguntarnos para qué hago lo que estoy haciendo o qué quiero conseguir. Después viene saber qué autoconcepto tenemos de nosotros mismos y qué autoideal, es decir, cómo nos vemos ahora mismo y cómo nos gustaría vernos, porque si la diferencia es grande, nuestro nivel de autoestima estará bajo. Y por último, yo diría que es importante relativizar. A pesar de los fracasos, yo pienso que la vida es como un regalo y hay que aprender a aceptar que de mí no dependen muchas cosas que no podemos dejar que nos dominen. Todos los días tenemos la oportunidad de construir cosas.

Sin embargo, hay otra cifra que es demoledora: la de los suicidios, que constituyen otra epidemia…

–Por supuesto que es un problema preocupante que requiere de soluciones. No solo han crecido los suicidios, sino los intentos en gente muy joven. Mucha gente no tiene tolerancia a la frustración porque esta tolerancia hay que trabajarla. Trabajar la inteligencia emocional no deja de ser una forma de salud preventiva. Hemos de prevenir para no tener que curar.

España se atiborra de psicofármacos

Nuestro país es, junto a Portugal, el país de la OCDE donde más psicofármacos se consumen.

​Más de 2,5 millones de personas consumen psicofármacos a diario en nuestro país. En 2021, la venta de antidepresivos y ansiolíticos creció un 6 y un 4 % respectivamente.

Esta 'medicalización de los problemas', advierten los expertos, y su reacción negativa, conlleva intolerancia al sufrimiento que por lo general, se 'calma' con fármacos. ​

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