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Reportaje

La nueva vida del negocio de las mascarillas: «No vamos a cerrar, nos hemos readaptado»

Ana Cataño, directora de Marketing de Mascarillas Alcalá: «Creemos que mucha gente aún siente miedo al virus y no va a eliminar su uso de sus vidas»

Cuando el pasado 19 de abril, el Consejo de Ministros aprobó la retirada de la mascarilla en la mayoría de interiores, muchas miradas se volvieron hacia un sector clave durante la pandemia.

El negocio de las mascarillas pasó de ser un gran desconocido a estar en boca de casi todos. Según pasaban los meses y se volvían imprescindibles para atajar la expansión del virus, florecieron muchas fábricas que dieron respuesta a la creciente demanda de esta prenda sanitaria.

Ahora, con la relajación de las medidas, el sector ha tenido que ver cómo se reduce su volumen de negocio. En Mascarillas Alcalá, por ejemplo, que fue la primera fábrica de la Comunidad de Madrid que llegó a preparar hasta 100.000 mascarillas al día, llegaron a tener tres turnos para poder dar abasto.

Con ómicron tuvimos que cambiar de nave y adquirir dos máquinas más porque no dábamos abastoAna Cataño, directora de marketing de 'Mascarillas Alcalá'

«El año pasado estábamos situados en una nave de Meco con dos máquinas. Con la llegada de ómicron tuvimos que dejar aquel lugar porque se nos quedaba pequeño y comprar otras dos máquinas, a la vez que se creó un turno de noche», rememora Ana Cataño, directora de marketing.

'Mascarillas Alcalá' es una fábrica española de mascarillas situada en Camarma de Esteruelas (Madrid).Carmina Martínez

«Ahora hemos sufrido un descenso de un 20 % en ventas a nivel de usuario –continúa– pero nos hemos reinventado apostando por la personalización de mascarillas. Hemos tenido pedidos de empresas para eventos, bodas, comuniones y ahora en Semana Santa para cofradías».

«No vamos a cerrar»

Las mascarillas continúan siendo no solo necesarias, sino obligatorias, en el transporte público, hospitales, ambulatorios, farmacias, residencias y en aquellos trabajos donde la empresa así lo decida. Por ello, los fabricantes de los cubrebocas creen que será una prenda cuyo uso siga siendo habitual, y no solo para hacer frente al coronavirus. «Hay gente que no está por la labor de eliminarla totalmente de sus vidas. Notamos que todavía hay miedo en la sociedad. Además, son útiles para sobrellevar otro tipo de patologías como alergias o enfermedades respiratorias o para la contaminación».

La personalización de las mascarillas, como esta para el Día de la Madre, es otra alternativa a la tradicionalCarmina Martínez

Ese cambio de paradigma le lleva a pensar que el negocio seguirá adelante: «Nosotros no vamos a cerrar, y seguiremos adelante. Creemos que en estos dos años, nuestro producto ha salvado vidas, y eran momentos donde apenas existía producción nacional. Eso ha sido lo gratificante».

¿Volverán a ser obligatorias?

Una de las peticiones de la industria que se dedica a la fabricación de las mascarillas al Gobierno es la de ser reconocidos como sector esencial. Ello supondría la imposibilidad de echar el cierre, con la pérdida de puestos de trabajo que ello supondría.

Los expertos, a día de hoy, no descartan que el cubrebocas vuelva a ser obligatorio.

​La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) no descartaba esta semana que la mascarilla vuelva a ser de uso obligatorio y ha pedido «prudencia» al conocerse el aumento de la incidencia después de la Semana Santa, según los datos presentados el martes por el Ministerio de Sanidad.