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Reportaje

Los jóvenes que no quieren que los mayores se sientan solos: «Todos podemos sufrir soledad»

Nos sumergimos en las entrañas del proyecto Conectando Generaciones, diseñado e implementado de forma conjunta por el Centro de Prevención del Deterioro Cognitivo, Centro Joven y Servicio Vínculos

Nada más acceder a la sala del Centro de Prevención del Deterioro Cognitivo en la que aquella tarde se impartía el taller de Conectando Generaciones, nos encontramos a tres jóvenes voluntarias del Centro Joven, Gadea, Laura y Litzy, sentadas en otras tantas mesas con sus nueve compañeros mayores.

Todos, con la ayuda y la supervisión de Patricia y Sara, del Servicio Vínculos, escuchan atentamente las presentaciones de cada uno. Porque la estimulación cognitiva sirve para generar vínculos. Y repasar datos como el nombre y el lugar de nacimiento de cada uno es una estupenda manera de hacerlo.

En total, son 14 personas las que están en la sala, cada una con su propia historia. Hablamos de un proyecto diseñado e implementado de forma conjunta por el mencionado Centro de Prevención del Deterioro Cognitivo, Centro Joven y Servicio Vínculos.

Eugenia Arribas, de 74 años, es una de las participantes. Nos cuenta que antes de la pandemia ella salía con sus amigas e incluso viajaba, pero durante el confinamiento perdió mucho de ese contacto. Además, sufrió un pequeño infarto que le dejó «bastante afectada». A ello hay que añadir su labor de cuidadora de su marido, con un principio de Alzheimer.

Jóvenes y mayores entrenan la estimulación cognitiva en un ambiente que facilita la lucha contra la soledad que algunos sufrenMiguel Pérez

«No he podido recuperar toda la fuerza y habilidad que tenía antes y eso me frustra muchísimo. Antes me gustaban mucho las manualidades y el bricolaje».

Eugenia nos atiende, sin perder la sonrisa y sin ponerse nerviosa por la presencia de las cámaras, en la sala de ordenadores del CPDC. Allí pueden acceder, con ayuda de las jóvenes voluntarias que en todo momento están pendiente de ellos, a una plataforma de ejercicios interactivos que sirven como herramienta de estimulación. La misma se ha llevado a cabo con la colaboración de Madrid Salud y el Ageing Lab de la Universidad Politécnica de Madrid.

«Ahora que he empezado a salir me siento mucho más guiada y más acompañada. Ya no estoy tan sola porque me he sentido muy sola», nos dice.

El compromiso de la juventud

Laura es otro de los soportes fundamentales del proceso como voluntaria de Centro Joven.

«A mí me gusta mucho estar con personas mayores, me parece muy enriquecedor. Cuando llegué a este grupo no sabía exactamente de qué iba pero ahora estoy súper a gusto y me gusta mucho».

Aunque no es fácil trabajar con este tipo de personas, por las dificultades evidentes, ella lo vive como un proceso reconfortante: «Son personas agradecidas, te agradecen mucho y es algo muy gratificante».

Ella, que tiene 19 años, reivindica su generación, a la que a veces se le acusa alegremente de individualista y despreocupada. «Yo creo que somos una generación solidaria y muy concienciada, evidentemente hay de todo, pero creo que dentro de lo que cabe lo somos».

El Proyecto Conectando Generaciones está diseñado e implementado de forma conjunta por Centro de Prevención del Deterioro Cognitivo, Centro Joven y Servicio VinculosMiguel Pérez

La soledad no deseada

La tercera pata es el Servicio Vínculos, que complementa la estrategia de Madrid Salud para luchar contra la soledad no deseada en la capital.

La soledad, según muchos autores, se concibe como una epidemia global que afecta, fundamentalmente, a las grandes ciudades de los países desarrollados. Ha sido y es un fenómeno complejo, invisibilizado, pero sobre el que existe cada vez un mayor consenso en ser considerado como un problema sociosanitario.

El estilo de vida de las grandes ciudades, como Madrid, condiciona la capacidad de cooperar de las personas y genera nuevos riesgos sociales como el de la soledad no deseada, fenómeno de las sociedades modernas.

Aproximadamente un 10 % de los madrileños, también los jóvenes, afirma sentirse solos con frecuencia, una impresión creciente, como decimos, en las sociedades desarrolladas.

Sara Carrillo es la coordinadora de Vínculos: «Desde la pandemia nos hemos encontrado que la gente tiene menos miedo a hablar de la soledad, se ha normalizado más este este tipo de sentimiento. Tendemos a culparnos a nosotros mismos pensando que si estoy solo es porque algo estoy haciendo mal».

«Es bueno pensar que las circunstancias que todos tenemos a lo largo de la vida pueden cambiar y nos pueden llevar fácilmente a ese sentimiento de soledad que puede ser pasajero o crónico. Este proyecto lo que intenta es que no se cronifique».