Cortar el frenillo de las lenguas de los bebés, ¿una práctica de dudosa eficacia?
La proliferación de frenoctomías linguales para facilitar la lactancia lleva a parte de la comunidad médica a alertar sobre su «potencial peligrosidad» para los neonatos
La moda probablemente comenzó en Estados Unidos y Canadá, según apuntan algunos pediatras, y desde ahí se extendió por todo el mundo. Cientos de padres han recurrido en los últimos años a las frenectomías linguales, operaciones que cortan el frenillo situado en la parte inferior de la lengua de sus bebés con el pretendido objetivo de facilitar la lactancia.
Entre los supuestos beneficios de esta práctica, ampliamente recomendada por consultoras de maternidad, se incluyen la mayor facilidad del bebé para mamar, así como evitar que el menor desarrolle problemas digestivos o de pronunciación.
Sin embargo, cada vez son más los médicos que consideran esta operación no solo ineficaz, sino también «un gesto agresivo y potencialmente peligroso para los recién nacidos», según alertó a finales de abril la Academia de Medicina francesa en un comunicado.
La cirugía, señala la doctora Virginie Rigourd, pediatra del hospital Necker de París, a la AFP, la suelen llevar a cabo dos tipos de especialistas sin un título médico cualificado: osteópatas y consejeros de maternidad. «Hay un regreso a la lactancia, pero falta personal bien formado, por lo que hay un recrudecimiento de los problemas», señala.
Sin motivo de peso
Entre los progenitores que recurren a la frenectomía se encuentran, además, las madres que son persuadidas para someter a sus bebés a la operación, aunque estos sean perfectamente capaces de amamantarse por sí mismos y sin dificultades.
En este sentido, la AFP recoge el testimonio de una joven que consultó a una osteópata tras el nacimiento de su hijo en 2018 y quien le recomendó realizar la escisión porque consideraba que el frenillo era demasiado grueso. «Parecía algo preventivo», recuerda la mujer, quien finalmente renunció a la operación (aunque entiende que otros padres sí puedan ser embaucados).
«No hay ningún estudio que haya podido demostrar que la frenectomía lingual permita una mejor lactancia a largo plazo», glosa, por su parte, la organización independiente Cochrane, que cuenta con más de 28.000 voluntarios en todo el mundo dedicados a la recopilación de información médica.
No obstante, no todos los médicos se muestran contrarios a la práctica. Aunque un estudio presentado en el XIII Simposio Internacional de Lactancia Materna reveló que el 36 % de los bebés operados de anquiloglosia, o frenillo corto, abandonan la lactancia porque no ingieren la cantidad suficiente de leche materna o por las molestias derivadas de la cirugía, algunos expertos matizan que ese destete prematuro puede obedecer a una amplia casuística que incluye motivos laborales, familiares, tipo de parto y dolor durante el acto de amamantamiento.