Ley del aborto
Carta abierta sobre el aborto al director general de la OMS
Publicamos por su interés el escrito enviado al máximo responsable de la Organización Mundial de la Salud tras la aprobación del anteproyecto de ley del aborto
Señor:
Permítame que me dirija a Vd., en mi condición de ciudadano del mundo, para hacerle llegar algunas consideraciones en relación con el documento producido por esa organización bajo el título Directrices sobre la atención para el aborto - Resumen ejecutivo. Trataré de ser lo más breve posible.
En primer lugar –lo cual es una incomprensible ausencia de lógica en una organización mundial– el documento carece de una exposición inicial clara de lo que es el aborto para la OMS: como acto y en sus consecuencias. O ¿es que a la OMS le es indiferente lo que el aborto sea en sí mismo?
Por si acaso le voy a brindar una: el aborto provocado no es otra cosa que un crimen hecho con premeditación y alevosía. Es decir, el asesinato de un ser humano.
Esta descripción –por muy radical que le pudiera parecer– es indiscutible, ya que la nueva vida comienza en el momento de la fecundación dando lugar a un ser nuevo y distinto. Los calificativos –premeditado y alevoso– se justifican en cuanto que su realización se programa de antemano y se ejecuta con las conocidas cautelas que le acompañan.
Se puede añadir con total seguridad que si la OMS reconociese la verdad que acabo de exponer, el contenido del documento que comento sería muy diferente. Por ejemplo, quiero pensar, que no se iniciaría la «reglamentación del aborto con la recomendación de despenalización total del aborto». Lo que supone, entre otras cosas, el reconocimiento fáctico del derecho a matar.
La OMS se permite el lujo de dar instrucciones a la humanidad ocultando que es un asesinato
En segundo lugar, sobre un acto –el aborto– de enormes consecuencias personales, sociales, demográficas, económicas y morales, la OMS se permite el lujo de dar instrucciones a la humanidad entera ocultando la verdad nuclear del problema que acabo de recordar: asesinato.
Si esta verdad no es conocida por la pléyade de (desconocidos) expertos, difícilmente podrían ser reconocidos como tales, y si la conocen puede, Sr. director general, asignarles el calificativo que merecen. El mismo –por supuesto– que merecería toda su Organización: ser impulsora del asesinato masivo, como muestran las actuales estadísticas.
Es a partir de esa verdad nuclear como hay que concebir las políticas sociales pertinentes.
En tercer lugar, en relación con las numerosas recomendaciones del documento y en aras de la brevedad, me limito a resaltar una que me parece especialmente ilustrativa de la filosofía subyacente en todas las directrices. Me refiero a la 10 (SC) que literalmente dice que «no se recomienda el uso de la ecografía como requisito para la prestación de servicios de aborto»
Entendido. Así se evita que las futuras madres conozcan al hijo que va a ser asesinado. No sea que cambien su decisión y renuncien a utilizar los «servicios de aborto».
En la esperanza de contribuir –aunque sea mínimamente– a defender un entendimiento del aborto más realista que el de su Organización, reciba Sr. Director General mi atento saludo.
- José Lostao Camón