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Las píldoras abortivas disponibles en EE.UU. contienen por lo general mifepristona y misoprostol y se toman con uno o dos días de diferenciaPix4free.org

Aborto farmacológico: el atroz método que causa el 50 % de las interrupciones en Estados Unidos

La derogación de Roe vs. Wade delega en los Estados la facultad de llevar a cabo sus propias leyes

La derogación de la sentencia Roe vs. Wade, que desde 1973 blindaba el aborto en EE.UU., ha dejado a los Estados vía libre para elaborar y aplicar sus propias leyes con la carga restrictiva que consideren. Con el nuevo escenario jurídico, son varios los territorios que se muestran dispuestos a proteger la vida del no nacido mientras que hay otros que se preparan para liberalizar la interrupción del embarazo y facilitar el acceso a las llamadas píldoras abortivas, que hoy son las causantes del 50 % de las interrupciones en EE.UU.

Disponibles en el país norteamericano desde principios de la década de los 2000, el aborto farmacológico se diferencia del quirúrgico en su precio (cuesta entre 200 y 300 dólares frente a la horquilla de entre 750 y 1.000 del que requiere cirugía) y su duración (en oposición al quirúrgico, cuya operación apenas se extiende unos minutos, la interrupción con pastillas lleva varios días).

Este tipo de pastillas contienen por lo general mifepristona y misoprostol y se toman con uno o dos días de diferencia. Se emplean para los embarazos de hasta 70 días o diez semanas (dos meses y medio de gestación), contados desde la última menstruación, y matan al feto en más del 80 % de los casos si se toman por separado y en alrededor del 95 % si se toman juntos. Las mujeres que recurren a este método deben pasar un examen médico tanto antes como después de realizarlo y sus efectos son similares a los de un aborto espontáneo, ya que los medicamentos causan fuertes espasmos y sangrado.

El método, que en España está actualmente contemplado hasta la novena semana (más de dos meses de gestación), no es visto con buenos ojos por la ministra de Igualdad, Irene Montero, quien aspira con su anteproyecto de reforma legislativa a que incluso las menores puedan abortar sin permiso paterno y lo hagan siempre a través del sistema público de salud.

La razón de ello es que el aborto farmacológico tiene menor eficacia que el instrumental y puede comportar riesgos físicos, ya que la expulsión del feto se lleva a cabo en casa, sin acompañamiento médico, y puede durar días. Además, el uso de pastillas puede dejar adherencias que dificultan la posibilidad de volver a concebir, y en un 5 % de los casos pueden incluso precisar intervención clínica.

Pese a todo, se trata del único método que permitiría llevar a cabo los 74.000 abortos que se producen cada año por la sanidad privada, ya que la sanidad pública española carece de quirófanos suficientes para atenderlos.