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Gente disfrutando de unas tapas, en una imagen de archivo

La sociedad intenta recuperar su ritmo de vida habitual ahora que apenas existen restricciones vigentesPexels

Coronavirus

Los vaivenes de Sanidad y la tarea incompleta de las vacunas impactan en el ánimo de la población

La inoculación ha perdido eficacia ante las nuevas variantes y los bandazos de Carolina Darias a la hora de comunicar influyen en la gente

España encara una situación epidemiológica que si bien no es preocupante, por la aparente baja letalidad del virus en estos instantes del verano, sí inquieta a profesionales y expertos por la eficacia incompleta de las vacunas actuales para hacer frente a los contagios, aunque lo que está fuera de toda duda es que han conseguido mitigar los impactos de la enfermedad.

Ante el aumento de casos positivos, así como de la incidencia acumulada en mayores de 59 años, y por supuesto, de hospitalizaciones, muchos han tornado sus miradas ante las inoculaciones. Esperaban que con dos o incluso tres dosis, dado los altos porcentajes de pauta completa de los que goza nuestro país, el panorama fuera muy distinto. Los pinchazos han suavizado el daño que causaba el virus, pero sus variantes están eludiendo la inmunidad que proporcionaban.

Algunos, como el virólogo del CSIC Luis Enjuanes, han puesto patas arriba el tablero al recomendar la vuelta a las restricciones para volver a controlar la situación. Entiende que las actuales vacunas, por ser intramusculares, no están funcionando con la contundencia que se creía y urge un cambio de modelo que a su parecer debería cambiar con la llegada de las vacunas intranasales.

Para acabar de enfangarlo todo, y colaborar al hastío de la población, ya cansada, aparecen los vaivenes del Ejecutivo. La política de comunicación de Sanidad está haciendo aguas. La ministra, Carolina Darias, hace anuncios respecto a la cuarta dosis, de la cual nadie asegura su utilidad, sin contar con el respaldo de la Comisión de Salud Pública.

La política comunicativa del Gobierno

No hace falta ninguna encuesta científica para conocer el sentir del común de los mortales respecto a este tema.

En España, la estrategia de vacunación fue y es un éxito. Y es que el 92,7 % de la población mayor de 12 años en nuestro país tiene a día de hoy la pauta completa.

Sin embargo, eso no ha evitado que siguen llegando olas. Las nuevas variantes, en concreto la BA.4 y la BA.5, se han hecho dominantes, y parece fuera de toda duda que están esquivando de algún modo la inmunidad que debían proporcionar tanto las vacunas como el hecho de haber pasado ya la enfermedad. Las reinfecciones están a la orden del día.

En estas, la política de comunicación del Ministerio de Sanidad hace aguas. La ministra, Carolina Darias, está eligiendo entrevistas en diferentes medios como lugar seguro para hacer anuncios, aunque no cuenten aún con el visto bueno de la Comisión de Salud Pública.

Así ocurrió con la cuarta dosis, cuando en junio se fue a La Sexta para anunciar un nuevo pinchazo para toda la población –mercancía averiada que tuvieron que matizar horas después los técnicos de su Ministerio– como ahora. En RAC-1 ha declarado que septiembre es «un buen momento» para ella pese a no contar aún con el veredicto de los expertos.

Hastío y hartazgo

Los españoles han vuelto a estar muy por encima de sus instituciones, o al menos de sus representantes públicos.

Han cumplido y quieren cumplir, pero los mensajes que les llegan son contradictorios.

Aunque la cuarta dosis solo está prevista de momento para mayores y personas que vivan en residencias, nadie se olvida que Darias habló de «toda la población». La misma que no pierde ocasión para expresar su hastío y hartazgo.

Y ahora los expertos no acaban de ponerse de acuerdo. Enjuanes considera que «estamos minusvalorando el virus». Y eso no es poca cosa tras casi tres años de pandemia. El virólogo ha detallado que si no se inmuniza localmente en la mucosa donde vaya a infectar el virus, se pierde el 98 por ciento de eficacia de vacunación. Otro sobresalto, ya que no todos están poniendo sobre la mesa la posibilidad de cambiar de vacuna cuando hablan de inoculación.

«¿Y ahora qué», nos preguntamos. Pero de momento faltan respuestas.

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