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Un bombero intenta apagar el fuego de Verín, que ha calcinado 600 hectáreasEFE

Otro pirómano vuelve a poner en jaque a las autoridades: «Disfrutan viendo arder el monte»

El autor del fuego de Verín fue prendiendo con su coche distintos focos con el objetivo de hacer el mayor daño posible

«No hay ninguna duda de que fue intencionado», ha asegurado el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, sobre el incendio que ha calcinado más de 600 hectáreas en Verín, un municipio al sureste de Orense. Y es que los fuegos provocados están siendo un dolor de cabeza para las autoridades este año.

Las circunstancias del suceso han sido terribles: se trataría de un solo hombre que, montado en su coche, ha ido prendiendo fuego hasta diez focos distintos pegados a los edificios para hacer el mayor daño posible. «Los primeros focos se encendieron cerca de las casas, por lo que todos los efectivos se trasladaron ahí para proteger a las personas de forma prioritaria», ha explicado José González, el conselleiro de Medio Rural.

«Cuando todos los medios de extinción estaban centrados en sofocar las llamas, el pirómano se desplazó en coche e inició el resto de los focos», ha añadido.

Para sofocar el incendio, ya controlado, hicieron falta 4 técnicos, 11 agentes, 23 brigadistas, 11 motobombas, 9 aviones y 11 helicópteros. Miembros de la UME y de la Guardia Civil, además del servicio forestal portugués, también participaron en el dispositivo.

Varias personas tuvieron que ser evacuadas ante la cercanía del fuego. Un residente en Verín aseguraba que el fuego había llegado a rodear su casa y, de no ser por la ayuda de los vecinos, las llamas la habrían calcinado.

El conselleiro, ante la «extraordinaria gravedad» ha pedido la colaboración ciudadana para que facilitar cualquier información que pueda contribuir «a detener a estos desalmados».

Varón español, de entre 30 y 58 años

A diferencia de los habituales incendiarios, que actúan con premeditación y suelen buscar un afán de lucro, el caso de los pirómanos es mucho más complicado y peligroso. Aunque las autoridades conocen perfectamente a este tipo de criminales, su perfil les hace muy complicados de detectar.

Se trata de un varón soltero de nacionalidad española, de entre 30 y 58 años, con un trabajo de escasa cualificación, que abusa de sustancias, sobre todo del alcohol, y que residente y trabaja cerca del lugar donde prende el fuego.

Así se desprende de un estudio realizado por la Guardia Civil en el año 2010 en el que se entrevistaba a 35 personas encarceladas por incendios forestales. En la mayor parte de los casos se trataba de personas con estudios elementales o primarios, que vive en un entorno rural y con trastornos psicóticos, en el caso de los pirómanos.

La portavoz del SEPRONA revelaba a El Debate que se trata de personas con patologías y que, a diferencia de los incendiarios, «disfrutan viendo arder el monte». «Suele ser alguien que ya ha provocado incendios previamente y tiene fascinación por el fuego. Necesitan provocar un incendio para sentirse aliviados».

Penas de 10 a 20 años de cárcel

El artículo 351 del Código Penal establece penas de diez a veinte años de cárcel para aquellos que provoquen un incendio «que comporte un peligro para la vida o integridad física de las personas» en función del daño causado.

En el caso de no poner el peligro la vida o la integridad física de las personas, el artículo 266 decreta diferentes penas de uno a ocho años dependiendo de diferentes circunstancias, desde la superficie calcinada al beneficio económico que el autor haya podido obtener por el fuego.