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El zamorano Alberto Rodríguez, en pleno desafíoCedida

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El reto de Alberto, de Londres a Edimburgo en bicicleta por y para 'su' Sierra de la Culebra

El reto era mayúsculo, y si bien no se ha completado tal y como estaba planteado en un primer momento, eso es lo de menos.

Pedalear entre Londres y Edimburgo para seguir colocando a la ahora calcinada Sierra de la Culebra en primera línea de actualidad. Un desafío por el cual pensaba recorrer los 1.520 kilómetros que separan ambas ciudades en trayecto de ida y vuelta. Al final, su travesía quedó en la mitad, lo que significó llegar a la capital escocesa, mientras que sus dos acompañantes en esta aventura sí tuvieron fuerzas para emprender el viaje de regreso a la City sobre dos ruedas.

Al otro lado del teléfono suena la voz de Alberto, este zamorano residente en Londres, nacido y crecido en la localidad serrana de Otero de Bodas, donde vive su familia.

«La ruta es cierto que ha sido durísima. Lo más difícil era vencer a la mente, esa lucha constante, la pesadez del terreno, el calor, los dolores en el cuerpo…», nos cuenta.

Quería echar una mano a mis paisanos a pesar de estar en Londres y se me ocurrió estoAlberto Rodríguez de Miguel

Pero toda esa 'panzada' de kilómetros tenían un claro objetivo: lanzar un crowdfunding y recaudar fondos. Será la plataforma 'La Culebra no se calla' la que recibirá lo recaudado para gestionarlo y hacerlo llegar a los afectados por el fuego. «Yo resido en Londres y no estaba allí para echar una mano y por eso se me ocurrió hacer esto. En el Reino Unido he recaudado unas 1600 libras y en España algo más de 900 euros. Creo que el objetivo está cumplido».

El zamorano Alberto Rodríguez, en pleno 'desafío'Cedida

Turno para la esperanza

«Como no he podido ofrecer mi mano de manera presencial, creía que algo había que hacer», continúa, «porque te toca el alma una catástrofe así», dice sobre unos incendios que en total han arrasado en toda la provincia unas 60.000 hectáreas.

Pasados los lamentos, ahora es turno de la esperanza: «La Culebra antes estaba llena de animales, árboles, plantas... Salías a dar un paseo y veíais ciervos de un lado para otro, zorros, jabalíes, incluso lobos. Era y es un paraíso natural. Mis recuerdos son los de caminar y sentir la amplitud y la naturaleza que allí te rodeaba. Es de las cosas que más voy a añorar».

Este ciclista zamorano destaca la resiliencia de la que han hecho gala los habitantes de la sierra pese al duro golpe recibido: «Lo que más me llega es la idea de la unión de la gente, porque de todas las desgracias se saca algo positivo», finaliza.

El lobo de La Culebra, policía sanitario

Mientras, el lobo ibérico ya ha regresado a la zona quemada de La Culebra para ejercer su papel de policía sanitario en ese territorio que forma parte de la reserva de la biosfera Meseta Ibérica.

​El lobo, junto a otros depredadores, como zorros, buitres y águilas, cumple en esta zona una importante función al devorar los cadáveres de los ejemplares de fauna que no lograron escapar del fuego a tiempo.

La labor de policía sanitaria del lobo le permite además cazar ejemplares de, por ejemplo, corzos o ciervos que, aunque sobrevivieron al incendio, sufrieron quemaduras en sus extremidades inferiores que les han provocado problemas de movilidad.

Se trata de ejemplares a los que las heridas les han causado infección y fiebre, por lo que cuando el lobo les acecha, no tienen fuerza ni movilidad suficiente para huir y es ahí donde el cánido cumple una vez más su papel de selección natural de los ejemplares más débiles.

Los corzos y ciervos, otras de las especies emblemáticas de la Sierra de la Culebra, también han regresado a tierra quemada y son alimentados tras el incendio con paja distribuida por lugares estratégicos por los celadores de la reserva.