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Manifestación a favor de la legalización de la marihuana, el año pasado en Nueva YorkAFP

Ley impulsada por el Partido Demócrata

El olor a marihuana invade las calles de Nueva York año y medio después de su legalización

El propio alcalde ha bromeado sobre el asunto al afirmar que «parece como si todo el mundo se estuviera fumando un porro»

La sensación es percibida desde hace ya varios meses sin importar la zona por la que se transite. Un espeso aroma inunda las fosas nasales de todo viandante que camine por las calles de Manhattan, Brooklyn, o cualquiera de los otros tres distritos que componen la ciudad de Nueva York. No es olor a tubo de escape, a suciedad o a comida frita: las calles de la Gran Manzana están envueltas desde hace cerca de un año por un dominante efluvio de marihuana, según ha llegado a reconocer entre risas su propio alcalde.

El Estado de Nueva York se convirtió en marzo de 2021 en el decimoquinto de las 50 divisiones territoriales de EE.UU. en permitir el consumo de cannabis en la vía pública. Solo algunas calles, como la Octava Avenida (en la que está prohibido fumar desde 1988); y ciertos entornos, como los colegios, los puestos de trabajo o los interiores de los vehículos, configuran la breve lista de espacios libres de humo, incluido también el de esta droga.

Tras largos años de debate, las dos cámaras legislativas estatales aprobaron la medida la primavera pasada en medio de una importante crisis recaudatoria motivada por la covid. El Partido Demócrata, principal impulsor de la iniciativa, estimaba en alrededor de 350 millones de dólares las ganancias que podían ingresar y en una horquilla de entre 30.000 y 60.000 los puestos de trabajo que se podían generar a cuenta de un negocio multimillonario. De paso, también se eliminaron de un plumazo por medio de la norma los antecedentes de condenas previas por posesión y consumo de la planta.

«Este es un día histórico en Nueva York, en el que se corrigen los errores del pasado al poner fin a las duras penas de prisión, en el que se abraza una industria que hará crecer la economía del Empire State, y un día que da prioridad a las comunidades marginadas para que las que más han sufrido sean las primeras en cosechar los beneficios», se complació el gobernador, Andrew Cuomo, tras firmar la orden.

La nueva ley regulaba el consumo para mayores de 21 años y permitía llevar encima hasta 85 gramos de marihuana, una licencia que incentivó la proliferación de tiendas especializadas antes de que otra regulación pusiese coto un año más tarde a esa veda.

Desde entonces, y aunque la venta sigue siendo ilegal, no han sido precisamente pocos los visitantes o vecinos que han notado la entrada en vigor de la norma al salir a la calle. «La primera cosa que huelo ahora mismo es a marihuana. Parece como si todo el mundo se estuviera fumando un porro. Todo el mundo huele a porro», dijo en julio entre risas el regidor neoyorquino, el demócrata Eric Adams, al ser preguntado sobre el olor a basura. Tres meses antes, Adams había anunciado una inversión de 4,8 millones de dólares para promocionar la industria del cannabis.