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Bodas

España, a la cola europea en número de matrimonios: ¿por qué cada vez hay menos?

Carmen Sánchez Maíllo, secretaria académica del Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo, aboga por impulsar políticas para volver a presentar el matrimonio como algo «deseable» y «bello» para los jóvenes

Es un hecho: la sociedad española cada vez tiene menos inclinación hacia el matrimonio. Con apenas 147.823 enlaces celebrados el año pasado, nuestro país fue en 2020 el tercero a nivel europeo con menos bodas. En conjunto, la cifra total de uniones se ha reducido a la mitad desde 1975, año de llegada de la democracia.

No es solo culpa de las sucesivas crisis económicas. Según Carmen Sánchez Maíllo, secretaria académica del Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo, la pérdida de interés de los jóvenes por el matrimonio es resultado de un cambio de paradigma en el que «ha dejado de verse el matrimonio y la fundación de una familia como un proyecto deseable».

Hedonismo, individualismo y desapego hacia el compromiso se sitúan a juicio de Sánchez Maíllo en el centro de las claves por las que el número de enlaces se ha ido desplomando a medida que avanzaba la transformación de la sociedad española. «Hay un modo de entender al ser humano y a la persona hoy en el que la familia no se percibe como algo que vaya a provocar felicidad, sino como una carga a la que no se quiere acudir en este momento», apunta.

Buena parte de responsabilidad en este cambio de signo lo tiene la manera en la que internet ha alterado nuestras vidas desde hace alrededor de diez años. «Las respuestas que tenemos con las nuevas tecnologías han afectado a toda la realidad, además de a la afectividad y a las relaciones de pareja», valora la secretaria académica. «Se conocen muchas personas online, hay apps para conocer personas y tener citas con ellas y esto afecta al modo de entenderse como personas de nuestros jóvenes, porque afecta a nuestro autoestima, a su modo de entender las relaciones sociales… por ello, creo que tenemos que hacerlos crecer para que tengan relaciones sociales reales, verdaderas y auténticas para que puedan conocer a personas con las que puedan alcanzar un compromiso en su vida», añade.

Hay un modo de entender al ser humano y a la persona hoy en el que la familia no se percibe como algo que vaya a provocar felicidadCarmen Sánchez MaílloSecretaria académica del Instituto de la Familia de la Universidad CEU San Pablo

¿Hay algún modo de revertir la situación actual para incentivar con ello el matrimonio? En opinión de Maíllo, «una propuesta de acción sería que se fuera produciendo un cambio cultural presentando a la familia como un proyecto de vida bello, enriquecedor y que hace feliz a las personas». La también profesora pone como ejemplo a Hungría, que en los últimos años ha puesto en marcha un importante número de medidas fiscales y económicas de ayuda al matrimonio y la familia.

«Tenemos que ir viendo poco a poco sus efectos. Sin duda, la familia es una institución que está necesitada de ayuda. El matrimonio como institución que provoca mayor compromiso y da lugar a nuevas vidas tiene que incentivarse a través de políticas de ayuda y, sobre todo, de un cambio de mentalidad que lo ponga en valor como una realidad que hace feliz y dan plenitud al hombre», remacha.