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El ministro de Consumo, Alberto GarzónEFE

Garzón desentierra el hacha de guerra contra la ganadería por el «impacto ambiental» de la leche

El ministro de Consumo defiende la dieta mediterránea tras apostar por un sistema nutricional que en parte la penalizaba

Al ministro de Consumo, Alberto Garzón, ahora parece no gustarle tampoco la leche. Tras cargar contra las macrogranjas, los juguetes «sexistas» o los productos azucarados, entre otras cruzadas que ha iniciado desde su toma de posesión, este lunes arremetió también contra los productos lácteos al recomendar reducir su consumo a tres raciones diarias debido a su «alto impacto medioambiental».

Así lo afirmó el titular de Consumo durante la presentación del informe de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) sobre recomendaciones dietéticas sostenibles y de actividad física, donde además presentó su departamento como «un ministerio que ha conseguido abrir debates sin inventar nada». «Hemos abierto debates públicos que han permitido a gran parte de la población concienciarse con determinados fenómenos, como el impacto ecológico de determinados productos», apuntó, en declaraciones recogidas por Europa Press.

Una de las grandes contradicciones de Garzón durante su intervención se produjo al realizar una encendida defensa de la dieta mediterránea. El ministro lamentó que este régimen «se está perdiendo» en detrimento de los ultraprocesados, unos alimentos que «impactan más sobre los más vulnerables, como son los niños». Pero el año pasado, Consumo, y Garzón personalmente, apostaron por un sistema que la penalizaba como indicador nutritivo de referencia. La cartera se mostró a favor de NutriScore, un modelo que puntuaba a artículos azucarados por encima de productos españoles como el aceite de oliva o el jamón.

Con esta paradoja, el ministro enfocó casi todo su discurso como una oda hacia este sistema de alimentación, del que dijo que se ajusta a las recomendaciones del informe al tener «un mayor predominio de presencia de alimentos de origen vegetal y menor animal».

Para Garzón, su ministerio también «tiene la labor de hacer pedagogía», lo que para él se traduce en «explicar que cuando nos acercamos a una tienda para alimentarnos no caigamos en el fetichismo de creer que eso está ahí por arte de magia, sino que detrás hay una cadena alimentaria que tiene que ser contabilizada».

Turbado, como siempre, por el impacto medioambiental, el informe de Aesan, dependiente del Ministerio de Consumo, recomienda también ingerir como mínimo cinco raciones diarias de frutas y hortalizas o llevar a cabo un consumo «moderado» de patatas. Ambos alimentos, recalca el informe, tienen un impacto ambiental «bajo».

Contra el sedentarismo

El informe de Aesan no se queda en el ámbito alimenticio, sino que ofrece también recomendaciones de carácter deportivo y físico. Susana Aznar, doctora en Educación Física por la Universidad de Bristol, afirmó que la actividad física puede integrarse «tanto en el trabajo, en los desplazamientos, como en tareas cotidianas y domésticas, de manera que se consiga que el ser activo sea la opción fácil». Aznar, en aras de reducir el sedentarismo, propuso realizar «una hora de actividad física moderada al día» y evitar también que los niños «pasen mucho tiempo frente a las pantallas y se fomente el juego».