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Un grupo de jóvenes, en una discoteca

¿Qué fue de los pinchazos en discotecas que causaron alarma entre jóvenes y autoridades este verano?

Las autoridades ya han descartado el móvil de la sumisión química, pero siguen investigando para esclarecer los detalles

Tras más de dos meses de investigación, las autoridades han llegado a una conclusión unánime: la oleada de pinchazos a mujeres que sacudió el ocio nocturno español en julio y parte de agosto no tuvo como propósito la sumisión química, como en un primer momento se sospechó, sino que probablemente se trató de agresiones machistas perpetradas por personas que buscaban sembrar el caos para su propia diversión.

Los indicios que apuntan en esa dirección son inequívocos: todas las pruebas toxicológicas realizadas a víctimas que denunciaron haber sido pinchadas durante fiestas, festivales o en discotecas de todo el país dieron negativo en la detección de sustancias químicas (con la excepción de un falso positivo en éxtasis líquido, un elemento que genera el propio organismo y que puede dar lugar, por tanto, a este tipo de confusiones).

Tras la explosión de casos en julio, el fenómeno continuó reportándose en agosto, aunque con menor intensidad. Y aunque las autoridades sanitarias investigan todos y cada uno de los casos notificados, no ha habido hasta ahora un solo caso de sumisión que haya derivado en robos o agresiones sexuales.

Los datos recabados descartan, por lo tanto, esta hipótesis: ni hay rastro toxicológico (todas las sustancias dejan rastro, recuerdan los expertos) ni una inoculación por vía intramuscular o intravenosa puede llevarse a cabo en esas condiciones (ambas requieren, en mayor o menor medida y entre otras cosas, la estabilización del paciente, algo difícil en un contexto de aglomeración).

En cuanto a los síntomas reportados por las víctimas, los estudios realizados hasta ahora muestran pocos nexos comunes entre sí. No hay un patrón único respecto a la parte del cuerpo más habitual en la que se han registrado las punzadas, y los sanitarios explican que los mareos o dolores que manifiestan pueden ser producto de los llamados síncopes vasovagales (que tienen lugar en situaciones de aglomeraciones, deshidratación o estrés emocional, lo que encaja con el caso de una chica que se encuentre en una fiesta y que además tenga la percepción de que puede haber sido drogada contra su voluntad).

Aun así, las autoridades insisten en que todos los casos que se notifiquen deben seguir siendo estudiados por los riesgos que comportan los pinchazos (VIH, hepatitis o tétanos) en caso de que se hagan sobre una arteria o un nervio. Y aunque las investigaciones se mantienen abiertas para esclarecer los detalles de las agresiones y estrechar el cerco sobre los agresores, todo apunta a que la delictiva conducta es en realidad una réplica de otras tendencias idénticas detectadas en el Reino Unido o Francia en el último año, donde también se terminó descartando la hipótesis química tras analizarse miles de casos iguales.