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Una policía inspecciona el lugar donde fue asesinado un joven dominicano en FuenlabradaEP

Sociedad

Así es el protocolo de Madrid para detectar pandilleros en las aulas

La Comunidad crea un plan de prevención de riesgo de pertenencia de alumnos de los centros educativos a grupos juveniles violentos

Sendos tiroteos en apenas 24 horas en los municipios madrileños de Alcorcón y Fuenlabrada han vuelto a poner en alerta a la Policía ante el riesgo de una escalada de violencia entre bandas juveniles como la ocurrida a principios de año en la capital.

La Delegación de Gobierno en la Comunidad de Madrid ya reveló hace unos días que las detenciones practicadas hasta el verano habían provocado una «contracción» entre las bandas juveniles, pero se temía un rebrote de la violencia este otoño.

Ha sido este fin de semana cuando hemos visto los efectos. En Alcorcón, un tiroteo despertó a los vecinos pasada la madrugada en un incidente que acabó con la vida de un joven venezolano de 19 años muerto con un disparo en la cabeza.

Unas horas antes, y a apenas 800 metros de distancia, una reyerta multitudinaria en una discoteca conocida por ser un punto de reunión de integrantes de bandas se saldó con dos heridos por arma blanca.

Un día después, esta vez en Fuenlabrada, un joven dominicano de 21 años también fallecía con una bala en la sien tras salir de un concierto de un conocido artista dominicano. El cadáver también presentaba una herida de machete en la cara. Otras tres personas fueron atendidas por heridas de arma de fuego.

Más allá del plan antibandas de la Delegación del Gobierno, en la Comunidad de Madrid están muy preocupados por la proliferación de integrantes de estas bandas en los colegios de la región. Jesús Nebreda, director del Centro de Ejecución de Medidas Judiciales de El Laurel explicaba a El Debate que la principal diferencia respecto a los últimos años es que los jóvenes que llegan son cada vez más jóvenes.

Prevención en los colegios

«El papel del colegio es fundamental para detener posibles factores de riesgo que suelen aquejar a la población infractora juvenil que atendemos», comenta Diego López del Hierro, director de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor de la Comunidad de Madrid. «Principalmente en el desfase curricular académico, por dos motivos fundamentales: el consumo de sustancias tóxicas y el uso abusivo de las redes sociales dirigido en ocasiones a la comisión de actos delictivos», añade.

Por ello, Madrid ha puesto en marcha en los colegios e institutos de la Comunidad un protocolo para la «prevención del riesgo de pertenencia de alumnos de los centros educativos a grupos juveniles violentos», unas pautas para la elaboración de planes individualizados con el alumnado en situaciones de riesgo en los centros educativos no universitarios.

En este protocolo, al que ha tenido acceso El Debate, consta de cuatro fases: detección, intervención educativa, registro, y derivación a servicios externos. En la primera fase, se remite un modelo de registro y comunicación al equipo directivo de la situación de riesgo en la que se especifica la situación del joven. A continuación, se realizan una serie de entrevistas a los familiares y al alumno, y se realiza una valoración cualitativa en donde se detallan las señales de alarma como sospecha de consumo de drogas, cambios en la imagen corporal o el trato de los compañeros.

Prevención del riesgo de pertenencia de alumnos de los centros educativos a grupos juveniles violentosEl Debate

En la fase de intervención educativa, se toma la decisión de abrir un plan en el centro en el que se detalla que la familia es conocedora de la situación de riesgo y se compromete a facilitar información sobre el alumno.

Señales de alarma en el alumnado

  • Dibujos extraños o con simbología de grupos violentos.
  • Sospecha de consumo de drogas.
  • Tenencia o porte de instrumentos susceptibles de utilizar como armas.
  • Amigos (hablar mal de los anteriores, idealizar a sus nuevos amigos...).
  • Cambio drástico de imagen corporal.
  • Liderazgo (muestra su dominio sobre los demás, sus compañeros se dirigen a él con las manos atrás...).
  • Violencia o agresividad.
  • Entorno familiar.
  • Entorno socio-escolar (deseo de recompensas grupales, actividad sexual temprana o precoz, dependencia excesiva de compañeros con conductas antisociales...).

Este plan se remite a la Dirección del Área Territorial y la Unidad de Convivencia, que se encarga de abrir el expediente y derivarlo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad correspondientes para su consiguiente intervención.