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Loss niveles atmosféricos de los tres principales gases de efecto invernadero alcanzaron nuevos máximos históricos en 2021GTRES

La emisión de gases de efecto invernadero marca récord en medio de una alarmante alteración del clima

En 2021 se detectaron varios máximos históricos: un 149 % más de dióxido de carbono, un 124 % más de óxido nitroso y hasta un 262 % más de metano

Los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes: temperaturas récord en verano, un frío que no llega bien entrado el otoño y eventos meteorológicos extremos que se suceden a lo largo y ancho del planeta. Una de las principales causas de esos cambios se produce por el exceso de gases de efecto invernadero.

Unos gases que, según un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), han marcado niveles máximos este pasado año 2021 que nunca antes se habían registrado. Las emisiones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, los tres principales gases de efecto invernadero, han sido récord. En 2021 se detectó un 149 % más de dióxido de carbono en la atmósfera, un 124 % más óxido nitroso y hasta un 262 % más de metano.

El incremento es especialmente notable en el caso de este último gas, ya que se produjo la mayor subida interanual de las concentraciones de metano desde que comenzaron las mediciones sistemáticas hace casi 40 años. La razón de este aumento excepcional no está clara, pero parece ser el resultado de procesos tanto biológicos como provocados por las actividades humanas.

Pero los niveles de dióxido de carbono tampoco se quedan atrás. Las emisiones registradas en 2020 y 2021 fueron superiores a la tasa media de incremento anual del último decenio. Las mediciones de la red de estaciones de la Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) de la OMM muestran que estos niveles siguen creciendo en este año 2022 en todo el planeta.

La prioridad principal y más urgente es reducir las emisiones de dióxido de carbono, que son la causa principal del cambio climáticoPetteri TaalasSecretario General de la OMM

El Secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas, declaró que «el Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero ha puesto de manifiesto, una vez más, el enorme reto –y la necesidad vital– de adoptar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar que la temperatura mundial aumente aún más».

Algo que se presenta cuanto menos complicado, ya que aunque se dejasen de emitir estos gases hoy, estos permanecerían en la atmósfera durante años, pudiendo llegar a tardar décadas e incluso siglos en degradarse. No obstante, las cada vez más evidentes señales de alteraciones en el clima –con inundaciones, temperaturas extremas o sequías– hacen que la toma de decisiones para revertir esta tendencia sea urgente.

Taalas señaló que existen estrategias rentables para hacer frente a las emisiones de metano, especialmente las del sector de los combustibles fósiles, pero remarca que la prioridad principal y más urgente es reducir las emisiones de dióxido de carbono, que «son la causa principal del cambio climático y de los fenómenos meteorológicos extremos asociados y repercutirán en el clima durante miles de años, al inducir la pérdida de hielo polar, el calentamiento de los océanos y el aumento de nivel del mar».

Combustibles fósiles

El dióxido de carbono atmosférico alcanzó en 2021 el 149 % de los niveles preindustriales, principalmente a causa de las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento, que se han visto incrementadas desde que terminaron los confinamientos de 2020. Del total de las emisiones causadas por actividades humanas durante el período 2011-2020, cerca del 48 % se acumularon en la atmósfera, el 26 % en los océanos y el 29 % en la tierra.

Cabe la posibilidad de que los océanos y ecosistemas terrestres pierdan eficacia como 'sumideros' y, por tanto, la capacidad de absorción de dióxido de carbono se vea mermada y los aumentos de la temperatura sean aún mayores.

Metano y óxido nitroso

El metano (CH4) permanece en la atmósfera durante cerca de una década y contribuye en un 16 % al forzamiento radiativo (efecto de calentamiento en el clima). Cerca del 40 % procede de fuentes naturales como humedales y termitas, mientras que aproximadamente el 60 % proviene de fuentes antropogénicas (cría de ganado, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y combustión de biomasa).

Si hablamos del tercer gas, el óxido nitroso (N2O), se emite a la atmósfera desde fuentes naturales (el 57 %) y antropogénicas (un 43 %), como océanos, suelos, quema de biomasa, uso de fertilizantes y diversos procesos industriales. En 2020 y 2021 sus niveles también fueron superiores, así como la tasa de crecimiento anual promedio de los últimos 10 años.