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COVID-19  Sanidad ocultó 20.000 muertes durante la primera ola de la pandemia

Según los datos del departamento de Carolina Darias, murieron 27.127 personas durante la primera curva del coronavirus

Hay casi 20.000 muertos de diferencia entre los datos de la primera ola del coronavirus que proporcionó el Ministerio de Sanidad, dirigido por Carolina Darias, y un estudio de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), lo que supone una gran diferencia de cifras entre las que proporcionó el Ministerio de Sanidad y los datos que aportaron otros organismos oficiales.

Según los datos del Ministerio de Sanidad, murieron 27.127 personas en la primera ola por la COVID-19 y, en cambio, de acuerdo con el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III y con el Instituto Nacional de Estadística (INE), fueron 44.729 y 45.684, respectivamente.

El estudio de la UOC, publicado en la Revista General de Información y Documentación, muestra el análisis que realizaron de las cifras y el tratamiento que recibieron estos datos por parte de los medios de comunicación durante la primera ola de la pandemia. «A pesar de la falta de datos oficiales por la confusión inicial y la falta de test, muchos medios hicieron piezas hablando con algunas residencias, ofreciendo información de lo que ocurría en el ámbito local», explica el investigador principal del estudio, Josep Cobarsí Morales.

«La gran diferencia entre los datos del Ministerio de Sanidad y las estimaciones de otras fuentes también oficiales, como el MoMo o el INE, se debió a que usaron diferentes criterios», ha indicado el investigador principal.

Diferentes criterios de conteo

Según han detallado, el Ministerio de Sanidad solo se encargó de contabilizar las defunciones en instalaciones hospitalarias y con una prueba confirmada de laboratorio hasta el 15 abril y, a partir del 16 de ese mes, aquellas positivas en la prueba.

«El tratamiento de estos datos en los diarios españoles que estudiamos fue, sin embargo, bastante parecido», explica Cobarsí. De las 700 piezas informativas publicadas entre el 1 de marzo y el 31 de julio de 2020 que analizaron, el 74 % usó los datos del Ministerio de Sanidad, el 19 % se refirió a fuentes oficiales de las comunidades autónomas y solo el 6 % se basó en el MoMo.

El MoMo, en cambio, comparaba estadísticamente la mortalidad esperada con la mortalidad real y el INE incluía los casos sospechosos de covid, según la investigación.

Para otra investigadora del estudio, Laura Calvet Liñán, esta pandemia «ha evidenciado la importancia de la estadística oficial, así como la necesidad de reforzar los organismos involucrados para conseguir estadísticas de alta calidad».

Además, Calvet ha asegurado que «todos los países necesitan fuentes de datos de confianza que proporcionen estadísticas de alta calidad, completas, públicas y actualizadas oportunamente para que políticos, científicos, empresas, ciudadanos y toda la sociedad comprendan la magnitud de las pandemias, su evolución y los efectos de las diferentes estrategias aplicadas».

Discrepancia de datos en Europa

La discrepancia en los datos oficiales no solo ocurrió en España, sino que, como muestran los autores, fue común en toda Europa, con una disparidad similar en Italia o Países Bajos.

El número de muertes contabilizadas por el principal organismo oficial supuso una diferencia de alrededor de un 50 % al compararlo con el exceso de muertes calculado estadísticamente. En otros países, como Alemania, se produjo lo contrario, es decir, los datos que ofrecieron las fuentes oficiales fueron mayores de los que aparecieron luego en las cifras que comparaban la mortalidad estimada y la real. «Necesitamos estudiar cómo podemos tener un sistema de monitorización que nos permita un mejor seguimiento a tiempo real», asegura Cobarsí.

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