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Stella Kyriakides, comisaria europea de SaludFlickr

La comisaria europea de Sanidad sobre una futura pandemia: «Nunca digas nunca»

La Comisión Europea invertirá 4.400 millones de euros hasta 2027 a nivel nacional, regional y global, con gran parte del foco colocado en terceros países

Han transcurrido 1.069 días desde que China informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre 27 pacientes en Wuhan que sufrían una extraña neumonía, que poco después paralizaría el mundo. Hace ya casi tres años que España, y el mundo entero se confinó para hacer frente a una de las mayores pandemias. Para tratar de evitar una propagación similar, la Unión Europea quiere que el mundo esté preparado para la próxima crisis sanitaria global.

«Si he aprendido algo en los últimos tres años es: nunca digas nunca. Espero que no tengamos otra crisis sanitaria sin precedentes, pero si ocurre, estaremos mejor preparados tanto dentro como fuera de la UE», dice la comisaria europea de Sanidad, Stella Kyriakides, en un encuentro con medios.

A su lado, la responsable comunitaria de Asociaciones Internacionales, Jutta Urpilainen, agrega que la crisis de la covid-19 nos ha enseñado «que las enfermedades no tienen fronteras».

Por eso, la Comisión Europea invertirá 4.400 millones de euros hasta 2027 a nivel nacional, regional y global, con gran parte del foco colocado en terceros países, pensando sobre todo en África y Latinoamérica.

«Queremos reforzar la resiliencia y la autonomía estratégica de nuestros socios, ayudarles a reforzar su producción de vacunas y sus sistemas de atención primaria. Aunque tengan vacunas, no podrán vacunar si no tienen la infraestructura básica, los profesionales y los conocimientos», señala Urpilainen.

El «nuevo enfoque» sanitario de Bruselas, que pretende sentar los pilares para una década de acción internacional, destaca la «importancia en tener soluciones globales (...) no sólo para lidiar con la crisis cuando ocurre, sino también para preparase para crisis futuras».

Esto pasa, explican las comisarias, por «llevar la salud a la primera línea de las relaciones bilaterales y multilaterales de la UE», reforzar y financiar mejor la OMS y seguir desarrollando la Autoridad de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA), una agencia para prevenir, detectar y responder rápidamente ante emergencias sanitarias que «solo existe desde hace un año, pero ya vemos su valor global».

«Cuando estalló la pandemia escuché mucho dentro de Europa: ¿dónde está la UE? Pero también lo escuché fuera», recuerda Kyriakides, una psicóloga clínica chipriota de 66 años que ha pilotado el área de salud de la Comisión Europea durante la crisis sanitaria más importante de Europa, y que está convencida de que «los ciudadanos entienden bien por qué tenemos que mirar fuera de la UE».

El primer ejemplo práctico de esta estrategia comunitaria será facilitar que Ruanda pueda producir en 2023 «vacunas para la COVID-19 producidas en África para africanos», gracias a la colaboración con grandes farmacéuticas y países como Bélgica o Alemania. Seguirán otros, anticipan las comisarias.

«Estamos tan interrelacionados que no podemos solo mirar nuestras fronteras, naciones o ciudades. Tenemos que prestar más atención a cómo nuestros hermanos y hermanas globales», insiste Urpilainen.

A raíz de la pandemia de coronavirus, cuando la salud se convirtió en la primera preocupación de unas instituciones y una ciudadanía estupefacta ante los radicales cambios que se imponían vertiginosamente por todo el planeta, desde confinamientos hasta cierre de fronteras o mascarillas obligatorias, Bruselas ha reforzado todos sus enfoques en el área sanitaria.

Ha creado la citada HERA, pero también dotando de más capacidades a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) o al Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDE) y ha desarrollado una estrategia para ser más eficientes en la lucha contra el cáncer.

Pero justo cuando aquel virus empezaba a dar un respiro, amansado por un esfuerzo de vacunación sin precedentes y por variantes menor virulentas del coronavirus, en el momento en que las sociedades empezaban a descongelarse y volvía la vieja normalidad, surgió una nueva crisis histórica: Rusia invadió Ucrania. Y de pronto ganaron relevancia áreas como la seguridad energética o la defensa.

«Vivimos en una multicrisis, pero la salud en una gran prioridad para nosotros y la razón es la covid, porque aún está muy presente en nuestra sociedad», dice Urpilainen.

«Hay que mirar la perspectiva sanitaria de lo que pasa en Ucrania, por ejemplo con los refugiados. No hemos cambiado nuestras prioridades. No hemos puesto nada en pausa», asegura Kyriakides.