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Una vez completado el proceso de descomposición, los restos –en forma de tierra– se devuelven a los familiaresGTRES

Compostaje humano: la alternativa a los entierros que convierte cadáveres en humus fértil

Esta opción se considera «más ecológica» y ya está autorizada en seis estados de Estados Unidos, con Nueva York entre ellos

Entierro o incineración son las dos opciones principales para gestionar un cuerpo cuando alguien fallece. La segunda se ha convertido ya en la elección principal para más del 40 % de la población española, y se estima que para 2025 ese porcentaje aumente a un 60 %, según datos de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios. No obstante, esta práctica está siendo cuestionada debido a que consume gran cantidad de energía y emite dióxido de carbono a la atmósfera.

Sin embargo, ya existen otras alternativas más respetuosas con el medio ambiente y que se están empezando a poner de moda en otros países de nuestro entorno cultural. Es el caso de Estados Unidos, donde seis de sus estados ya han autorizado la humusación.

Se trata, según la página Humusation, de un compostaje de cuerpos humanos, un proceso de transformación de los restos por los microorganismos presentes en los primeros centímetros del suelo en un compost hecho de madera de poda desmenuzada, que transforma, en 12 meses, los restos mortales en humus sano y fértil.

Sus promotores defienden que, además de ser más ecológico, es más barato que la incineración o el entierro y soluciona el gran problema de falta de espacio en los cementerios, especialmente en el caso de las grandes ciudades.

Ataúd para el compostaje humano de la empresa Recompose

Ataúd para el compostaje humano de la empresa RecomposeRecompose

La gobernadora de Nueva York, la demócrata Kathy Hochul, ha dado luz verde a esta iniciativa en su estado bajo las críticas de los obispos, según comentan los medios locales, que alegan que a un cuerpo humano no se le debe tratar igual que a los desechos domésticos. Washington fue el primer estado de EE.UU. en legalizarlo en el año 2019, para después seguir su ejemplo Colorado, Oregón, Vermont, California y, ahora, Nueva York.

Proceso

El proceso, que en Europa solo es legal en Suecia, consiste en colocar al difunto en una caja de acero tras retirarse materiales no orgánicos, como empastes metálicos, marcapasos y articulaciones artificiales. Posteriormente, se rellena con materiales biodegradables como madera, alfalfa, paja y flores.

Entre 30 y 60 días después, el cuerpo se descompone en tierra y posteriormente se lleva a cabo un proceso de calentamiento para eliminar cualquier tipo de contagio. Un mes después de completarse la descomposición los restos –en forma de tierra– se devuelven a los familiares, con los que se pueden plantar flores, árboles o abonar un huerto.

Sus impulsores defienden que es un retorno natural a la tierra, que reduce la huella de carbono que dejamos al realizar prácticas como la incineración y que, además, es una opción más económica. Desde la empresa estadounidense Recompose cifran en una tonelada de ahorro de carbono al compararla con una cremación o un entierro tradicional.

Trabas legales

Las organizaciones que defienden este sistema lamentan que solo el entierro y la cremación están permitidos en la mayoría de los países, y reclaman flexibilizar la ley para permitir la entrada de la humusación.

En Bélgica, uno de los países europeos junto a Francia donde este tipo de agrupaciones son más activas, se ha rechazado de forma directa este tipo de funerales. Las autoridades belgas justificaron su decisión alegando que «no cumple con las expectativas» y su ejecución «entra en conflicto con varios aspectos del marco ético».

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