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Trabajos mineros de la empresa LKABLKAB

Tierras raras: los codiciados elementos que ya están presentes en Europa

Suecia declara haber hallado el mayor yacimiento en el Viejo Continente, que podría ayudar a no depender de China, dueña del 80 % del suministro global

Las tierras raras suponen a día de hoy uno de los materiales más cotizados del planeta. Así se conoce a 17 elementos químicos: escandio, itrio y los 15 del grupo de los lantánidos. Aunque a priori no suene familiar, se utilizan para para la fabricación de bienes que usamos cada día, como los ordenadores, así como para la producción de paneles solares, aerogeneradores eólicos o coches eléctricos, cada vez más demandados en un mundo que busca la energía renovable.

Se las califica como raras debido a que es muy poco común encontrar estos elementos en una forma pura. Es China quien domina el 80 % del suministro global de estos metales, por lo que el resto de potencias intentan hacer malabares para no depender del gigante asiático. Hace unos meses, un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge descubrieron un método para fabricar los imanes de alto rendimiento propios de las tierras raras, concretamente tetrataenita, aleación de hierro y níquel que podría reemplazar esos imanes y producirse a gran escala.

Sin embargo, ha sido Suecia la que ha dado un paso más y dice haber encontrado el mayor depósito de tierras raras de la Unión Europea. Ha sido una de sus compañías mineras, LKAB, quien anunció este jueves haber encontrado un yacimiento llamado Per Geijer que supondrá una «parte sustancial de las necesidades europeas» en la producción de vehículos eléctricos y aerogeneradores eólicos.

La exploración inicial del yacimiento apunta que contiene 585 millones de toneladas de mineral, donde hay apatita, que contienen fósforo y otros elementos raros. A pesar de que la concentración de tierras raras encontrada es del 0,18 % del mineral almacenado, su gran volumen hace que sea potencialmente «rentable y sostenible» explotarlo para convertirlo en metales con uso industrial, según explicó a EFE el jefe de estrategia de productos especiales de LKBA, David Hognelid.

Los responsables del hallazgo avisan, sin embargo, que habrá que esperar uno o dos años para saber cuándo se podrán empezar a explotar las reservas. Aunque comentan que, con los ritmos actuales, requeriría «diez o quince años», esperan en que estos tiempos se puedan acelerar.

La localidad, que se construyó a finales del siglo XIX se encuentra a tan solo 145 kilómetros del círculo polar ártico, se convertirá en el epicentro de las tierras raras en Europa. LKAB ya trabaja para preparar una galería a 700 metros de profundidad para estudiar el yacimiento que, sin duda alguna, revitalizará esa pequeña ciudad de 26.000 habitantes.

Reducir la dependencia de China

La Comisión Europea estima que la demanda de estos elementos será 26 veces más de la cantidad actual para el año 2030, por lo que urge avanzar en el autoabastecimiento para dejar de depender de China cuanto antes. Y es que el país asiático ostenta prácticamente el monopolio, algo que puede llegar a ser una importante baza a nivel estratégico.

De hecho, las alarmas ya saltaron en países como Estados Unidos y Japón. En 2010, China cerró el grifo de tierras raras a Japón a raíz de un conflicto territorial, algo que el país nipón solucionó diversificando su cadena de producción. En el caso norteamericano, no llegó a materializarse, pero provocó el temor en 2019, en medio de la reciente guerra comercial entre las dos potencias.

El aumento en el uso de estos materiales se explica debido a la transición energética que está iniciando Occidente. Las baterías que se utilizan para la fabricación de los coches eléctricos, así como para almacenar la energía recogida de las placas solares y los aerogeneradores, requieren de elementos como el litio, el níquel, el cobalto o el grafito.

Además de China, que cuenta con 44 millones de toneladas de estos materiales, le siguen Vietnam –con 22 millones–, Brasil –con 21–, Rusia –con 12– e India –con 7–. La ministra sueca de energía e industria, Ebba Busch, calificó el descubrimiento como una muestra de «que hay hallazgos importantes para la transición verde» y ayudará al bloque comunitario a reducir su dependencia de China de esos minerales esenciales para la electrificación.