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Estragos de los terremotos en Hatay (Turquía)EFE

Escepticismo científico sobre el supuesto investigador que 'predijo' los terremotos de Turquía

Un tuit publicado el pasado viernes por Frank Hoogerbeets alcanzó millones de reproducciones a las pocas horas de registrarse los seísmos

La supuesta predicción de un autodenominado investigador holandés que el pasado viernes publicó un tuit en el que 'vaticinaba' los terremotos ocurridos este lunes en Turquía y Siria ha dejado a miles de usuarios boquiabiertos. «Antes o después, habrá un terremoto de 7,5 grados de magnitud en esta región (sur-centro de Turquía, Jordania, Siria, Líbano)», apuntó Frank Hoogerbeets, quien se presenta en su perfil como geólogo de la Solar System Geometry Survey (SSGS), una entidad dedicada a «la geometría de cuerpos celestes relacionados con la actividad sísmica», según refieren en su propia web.

Pese a lo premonitorio de la aseveración, la comunidad científica ha pedido a la gente que no se deje llevar a engaño: el supuesto presagio apenas puede calificarse como algo más que una «vaga afirmación» junto a tantas otras lanzadas (y falladas) por Hoogerbeets. Y no solo eso, sino que además tampoco existe una base científica para relacionar los «cuerpos celestes» con la actividad sísmica, como estudia la entidad a la que el investigador pertenece.

En un artículo publicado por El Confidencial, son varios los investigadores que subrayan, en definitiva, que «decir que va a haber un terremoto en una zona sísmicamente activa tampoco es acertar mucho», habida cuenta de la elevada actividad que existe en Turquía. Pero, por encima de todo, enfatizan que «no hay ninguna rama del conocimiento en geología que relacione los terremotos con otros planetas; los movimientos sísmicos ocurren en el nuestro y solo están relacionados con la dinámica interna de la Tierra».

En este sentido, indican que solo existe un fenómeno que sí guarda relación con otro cuerpo celeste, y es el caso de la Luna y las mareas. Algo que nada tiene que ver con los terremotos, que resultan hoy por hoy imposibles de predecir ya que, pese a que las fallas se conocen casi al 100 %, su colisión depende de múltiples factores internos.