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Macron enarbola la bandera del abortismo, pero se muestra incapaz de que el Senado trague con que es un derechoAFP

La lucha por la vida

Así ha frenado el Senado francés la trampa de Macron para consagrar el aborto como un derecho

¿Está el aborto considerado como un derecho fundamental en Francia? No. ¿Y en la Unión Europea? Tampoco, pese al empeño personal y político del presidente galo Emmanuel Macron. El abanderamiento abortista del dirigente arrancó con su compromiso de incluir «la protección del derecho al aborto» en la mismísima Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.

«Veinte años después de la proclamación de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, que consagró la evolución de la pena de muerte, deseo actualizar esa Carta para que sea más explícita y reconozca el derecho al aborto», declaró Macron a principios de 2022.

Pero para llevar adelante sus planes de cara a elevar el aborto a la esfera comunitaria, el presidente debía presentar antes el aval de una victoria dentro de sus fronteras, aprovechando los vientos proabortistas de la izquierda local, asustados por el giro reciente de Estados Unidos. Pero allí, Macron se encontró con el frenazo en seco del Senado, donde el centro-derecha es mayoritario.

En el país vecino, hasta tres proyectos de ley, cuya votación se dirime estos meses, buscan reforzar lo que los proabortistas consideran como un derecho que ha de ser protegido por la Constitución Francesa. El primero de ellos fue presentado el año pasado por la ecologista Mélanie Vogel en un intento de que la cámara diera luz verde a su iniciativa de agregar una disposición constitucional que asegurara «que nadie puede vulnerar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo».

La argucia de la 'libertad'

De nada sirvió la imploración al sí del propio Macron, que jugaba la baza de presentarse ante la opinión pública como el nuevo caudillo europeo. «Incluir el derecho al aborto en la Constitución no es una medida de artilugio», dijo entonces el ocupante del Elíseo. «Pido (al Senado), que acepte avanzar con prudencia y sin ideología». La Cámara Alta lo rechazó.

Ante ese primer 'no', los proabortistas maniobraron para mudar la piel de sus intenciones, pero no sus fines. Para solventar este obstáculo parlamentario, los defensores del aborto propusieron, a través de la presentación de un nuevo proyecto de ley, completar el artículo 34 de la Carta Magna gala con la siguiente redacción: «La ley determina las condiciones en que se ejerce la libertad de la mujer para interrumpir su embarazo». Es decir, sin referencia explícita al 'derecho', algo que reclamaba la izquierda, pero que permite, con una victoria –ajustada– a los puntos, continuar con el trámite parlamentario, ya que otro rechazo del Senado hubiera supuesto el entierro definitivo a sus aspiraciones.

La profesora de la Universidad San Pablo-CEU de Filosofía del Derecho, Patricia Santos, lo explica así: «La libertad es siempre una iniciativa personal que es responsabilidad de uno mismo. Tenemos libertad para cortarnos el pelo o sacarnos el carnet en uno u otro sitio, pero nadie nos lo garantiza como derecho».

«El derecho, al aborto o a cualquier otra cosa –continúa Santos–presupone esa libertad, pero no hace responsable a nadie si no se te da».

El proabortismo se alía con Macron

Con ese cambio de «derecho a abortar» por un simple «libertad para abortar», la izquierda y el oficialismo proabortista pudieron celebrar por fin un pírrico triunfo en una nueva votación reciente en el Senado galo.

Gran parte del mayoritario grupo LR (centro-derecha) votó en contra de la enmienda, pero esta vez no fue suficiente. «La Constitución no está concebida para enviar mensajes simbólicos a todo el mundo», dijo su presidente Bruno Retailleau, en clara referencia a los abortistas y a su sorprendente aliado del Elíseo.

Pese a esta ventaja, los proabortistas no se fían y siguen tejiendo su estrategia para solventar los obstáculos ya que, tal y como desveló AFP, la líder de la izquierdista Francia Insumisa –y entusiasta ponente del primer proyecto abortista–, Mathilde Pinot, llamó al gobierno de Emmanuel Macron para animarle a presentar su propia iniciativa, extremo que evitaría un referéndum que por nada en el mundo desean perder.

No son lo mismo

En Derecho Constitucional, las libertades no pueden ser limitadas por ley más que como excepción. Por el contrario, lo que caracteriza y diferencia a los derechos es el hecho de que solo pueden ejercerse dentro de los límites que la ley establezca.

«El garante del derecho es el Estado», recuerda la profesora del CEU, «pero el de la libertad lo es la regulación. Obviamente, sin libertad no hay derecho, pero la libertad por sí misma no te permite exigir nada».

​«Lo que no es sano es que un Estado empiece a reconocer ahora derechos a granel», concluye, en referencia a la reciente aprobación de la ley trans y del aborto en España.