Entrevista | Juan Manuel Corchado, catedrático de IA
«Hay una inteligencia artificial silenciosa que nos facilita la vida»
«Con el paradigma digital actual, nuestros pueblos pueden convertirse en sitios atractivos y con alma en los que crear foros donde debatir sobre agendas, temas de interés común y en definitiva, sobre el futuro»
Durante los días 23, 24, 25 de febrero, la localidad zamorana de Villardeciervos se ha convertido en el epicentro mundial de la innovación y la tecnología, enfocados al servicio de los cuidados de los más mayores y de las personas dependientes y a quienes las cuidan.
Ubicado a las faldas de la Sierra de la Culebra, que el pasado verano perdió gran parte de su patrimonio natural en los pavorosos incendios que la hicieron arder, este pueblo de tan solo unos 400 habitantes ha acogido la primera edición de FITECU, un evento pionero que ha reunido en la España rural a expertos ponentes de talla mundial.
«Con el paradigma digital actual, el medio rural puede servir no solo de un lugar estable para el desarrollo de proyectos y la fijación de investigadores en sus pueblos, sino que nuestros pueblos pueden convertirse en sitios atractivos y con alma en los que crear foros», nos cuenta uno de los ponentes invitados, Juan Manuel Corchado, Catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Salamanca.
Corchado intervino en FITECU, donde desgranó varios de los proyectos en los que está especializado, relacionados con Inteligencia Artificial, Machine Learning, Blockchain, loT, Fog Computing, Edge Computing, Smart Cities, Smart Grids, Análisis de sentimiento y Bioinformática, experiencia que le ha merecido el nombramiento reciente como patrono de la Fundación AstraZeneca.
–Catedrático en la Universidad de Salamanca y ponente de esta feria que se celebra en plena Sierra de la Culebra en Zamora, ¿es posible 'descentralizar' la ciencia y hacer que estos lugares aglutinen el interés de la actualidad científica y no las grandes capitales?
–Por supuesto, y eventos como esta feria son una buena muestra de ello. Con el paradigma digital actual, nuestros pueblos pueden convertirse en sitios atractivos y con alma en los que crear foros en los que Ciencia, Administración y Empresa pueden debatir sobre agendas, temas de interés común y en definitiva, sobre el futuro. Con las ventajas que supone poder de disfrutar de la tranquilidad que brinda este entorno.
–¿Aún estamos a tiempo de 'enganchar' a los avances científicos complejos a una parte de la población que por motivos estructurales o de edad había quedado aislada de ellos?
–Claro, la ciencia y la conectividad no conocen de límites. En el mundo digital, con tecnología y conocimiento, podemos llegar a todo el mundo y romper las barreras existentes. Pero para ello son necesarias políticas para facilitar el acceso a la información.
–¿Son los robots sociales la solución a la soledad no deseada de este grupo poblacional y en concreto en estas zonas despobladas?
–En parte, la terapia asistida por robots puede suponer un excelente apoyo para estas personas y para los profesionales. Sin embargo, personalmente creo que no hay nada como el calor humano y una asistencia personalizada, cercana y eso sí, que se sirva de los últimos avances tecnológicos. Los robots ayudan, pero no se trata de matar moscas a cañonazos. Hay que pensar siempre en las personas, tanto usuarios como trabajadores, y dotarlos a ambos de la mejor tecnología, pero sin deshumanizar la atención.
–¿Somos ya conscientes la población en general de qué es exactamente la Inteligencia Artificial o aún hay demasiado desconocimiento sobre el tema pese a lo mucho que se habla de ella?
–Se da una circunstancia peculiar, porque todo el mundo ha oído hablar de ella, sabe más o menos en qué consiste y que puede utilizarse para resolver ciertos problemas, pero por lo general se desconoce su alcance, su funcionamiento, sus implicaciones y el impacto que puede tener sobre la sociedad en un futuro.
En todo caso es una realidad que, aunque es muy sonada en ejemplos como la generación de «obras de arte» y los chatbot, también existe silenciosamente y nos facilita nuestras vidas en muchas dimensiones, gracias a su aplicación en sistemas de guiado, control de máquinas, transporte, sistemas médicos, análisis de imágenes o seguridad. Es nuestra misión el saber presentar esta tecnología y hacer que éticamente sea responsable. Hay que pensar en todas las necesidades que tenemos y en como la IA nos ayudará a generar soluciones.
–¿En qué puede ayudar la IA a los problemas crecientes de nuestra sociedades?
Podemos mejorar la eficiencia, la seguridad, ofrecer mejores servicios o incluso salvar vidas. Hay ejemplos de desarrollos muy sólidos e interesantes y ahora con los nuevos modelos veremos un cambio aún más significativo en lo que la IA puede hacer por nosotros.
–Los críticos de la IA auguran que acabará sustituyendo al cerebro humano. ¿Cuál es su opinión?
Siempre bajo nuestro control. No es algo negativo apoyarse en una tecnología que puede realizar ciertos procesos de forma más avanzada y eficiente que nosotros, por eso mi respuesta es que sí, pero siempre habrá que anteponer el bienestar de las personas y debemos de tener esto presente. Se trata de mantener un equilibrio entre la búsqueda de la eficiencia, la seguridad y estabilidad del ciudadano y la prevención de potenciales riesgos incontrolados.
La IA nos puede ayudar enormemente en la toma de decisiones, aún tiene mucho que ofrecer y solo hemos visto la punta del iceberg. En una década será una auténtica revolución y nosotros disfrutaremos de ello.
Feria internacional en la España rural
La Junta de Castilla y León ha puesto el acento en que este evento refleja que la aplicación de estas tecnologías para los cuidados de mayores y dependientes se desarrolla allí donde serán aplicados.
Durante varias jornadas, han hecho acto de presencia el la localidad serrana Kenji Matsui, director del Centro de Robótica y Diseño del Instituto de Tecnología de Osaka (OIT), José Luis Pons, Investigador del Instituto de Rehabilitación de Chicago, Lorena Paz, directora del Laboratorio de Experiencias de Usuarios en la Universidad de Flores, Argentina, y Juan Manuel Corchado, catedrático de Ciencias de la Computación e IA en la USAL.