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El presidente francés Emmanuel MacronAFP

La lucha por la vida

Macron quiere saltarse el referéndum preceptivo para incluir el derecho al aborto en la Constitución

El presidente galo promete que «Francia grabará la libertad de las mujeres para recurrir al aborto» en su Carta Magna

Emmanuel Macron quema las etapas para hacer «irreversible» el derecho al aborto en toda Francia y hacer que el país galo sea el primero del mundo en consagrarlo en su Constitución.

Así lo anunció este 8 de marzo, Día Mundial de la Mujer Trabajadora, en su Twitter, y así lo repitió en un discurso en París para rendir homenaje a Gisèle Halimi, abogada y activista feminista, fallecida en 2020: «Francia grabará en su Constitución la libertad de las mujeres de recurrir al aborto».

El Parlamento francés, que se compone de dos cámaras, la Asamblea Nacional y el Senado, lleva tiempo debatiendo un proyecto para blindar el aborto como un derecho, una estratagema ideada por Macron que quiere elevar hasta las esferas europeas.

Una vez se logre la victoria en ambas cámaras, el proyecto debería ser sometido a referéndum sin el respaldo de Macron, pero el presidente francés tiene poderes para evitar la consulta, organizando un congreso extraordinario en ambos órganos del Parlamento para poder modificar la Carta Magna. Le bastaría con que tres quintas partes de los parlamentarios dieran luz verde.

El Senado suaviza el texto

Ahora, el siguiente paso es ver qué texto de los que se han presentado se acaba imponiendo, porque es importante conocer los términos exactos del cambio constitucional.

Las feministas del país presionan para que se imponga la versión que se discutió en la Asamblea Nacional, más radical. Su proyecto pasa por «garantizar la efectividad y la igualdad de acceso al derecho al aborto». El Senado, por su parte, suavizó el texto ligeramente para sacar adelante una versión donde eliminaba el derecho a abortar por la libertad de hacerlo. Un matiz muy importante, como veremos más adelante.

Macron, entre ceja y ceja

La idea de Macron pasa por incluir «la protección del derecho al aborto» en la mismísima Carta de Derechos Fundamentales de la UE.

Los designios de los abortistas sufrieron el rechazo de las cámaras en las primeras votaciones, lo que les obligó a renovar la estrategia.

Para solventar este obstáculo parlamentario, los defensores del aborto propusieron, a través de la presentación de un nuevo proyecto de ley, completar el artículo 34 de la Carta Magna gala con la siguiente redacción: «La ley determina las condiciones en que se ejerce la libertad de la mujer para interrumpir su embarazo».

Es decir, sin referencia explícita al «derecho», algo que reclamaba la izquierda, pero que permite, con una victoria –ajustada– a los puntos, continuar con el trámite parlamentario, ya que otro rechazo del Senado hubiera supuesto el entierro definitivo a sus aspiraciones.

Con ese cambio de «derecho a abortar» por un simple «libertad para abortar», la izquierda y el oficialismo proabortista pudieron celebrar por fin un pírrico triunfo en una nueva votación reciente en el Senado galo.