Fundado en 1910

Fátima Gómez, profesora de Sociología de la Universidad Europea de ValenciaPaula Andrade

Coronavirus

El confinamiento inconstitucional del Gobierno ha incrementado «el miedo a lo desconocido»

Tras el coronavirus, la vida de las personas ha dado un giro: han cambiado sus costumbres y la forma de relacionarse

Hace tres años que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decidió encerrar a todos los ciudadanos por un virus que iba a tener en nuestro país, como mucho, «algún caso diagnosticado».

Tras este confinamiento que terminó siendo inconstitucional, la vida de las personas dio un giro inesperado. Por ello, Fátima Gómez, socióloga de la Universidad Europea de Valencia, ha explicado a El Debate cómo han cambiado las personas en sus costumbres y formas de relacionarse desde el inicio de esta pandemia.

–¿Cómo ha cambiado la pandemia la vida de las personas?

–La vida podríamos situarla en tres grandes cambios. El primero de ellos está relacionado con la tecnología, ya que cada vez hemos aplicado más aparatos tecnológicos a nuestra vida. El segundo pilar tiene que ver con la manera de relacionarnos, lo que llamamos sociabilidad y el tercer bloque sería quizás la percepción de la salud y los riesgos.

También ha influido en cómo nos relacionamos a través de las redes sociales. Esta sociabilidad se ve en todos los grupos de edad, pero es verdad que los jóvenes son los que más han incorporado este método de comunicación. Esto ha hecho que se perciba a nivel global una gran brecha digital. Hay gente que no puede adaptarse a estos cambios digitales.

–¿Algún grupo en particular ha sufrido más los cambios?

–En el caso de la salud, la población mayor es la más sufridora. Esto ha podido llevar a un aislamiento superior. En este sentido, se percibe una sociedad más individualizada o cerrada en grupos pequeños.

Respecto a los grupos de jóvenes –qué aún están en estudio– se ha visto, según ha detallado un informe del Centro de Estudios de Adolescencia de Reina Sofía, que estas personas están afectadas en cuanto a salud mental y a temas que tienen que ver con bienestar emocional. También ha aumentado la ansiedad, miedos y trastornos emocionales.

El punto positivo que ha surgido a raíz de esto es que se está pidiendo que existan más ayudas a la salud mental. Nos hemos dado cuenta de que es muy importante en esta sociedad cuidar la salud mental.

–Usted habla de los miedos, ¿podríamos decir que ha aumentado el temor hacia lo desconocido?

–Sí, en estos momentos y después de tres años, ya no existe este miedo a la covid, pero sí a otras enfermedades, a lo desconocido. Somos más conscientes de que hay cambios globales, que es lo que sociólogo Ulrich Beck llamaba la sociedad del riesgo. Eso sí que ha quedado en nuestro inconsciente.

De hecho, la mayor preocupación que sale de los parámetros del CIS es el sistema sanitario y como funciona. Una de las consecuencias es, por esto, por los riesgos a los que estamos ahora sometidos.

–¿Cómo han cambiado nuestras costumbres?

–Ya se ha quitado la mascarilla como normativa, pero todavía la gente la lleva. ¿Qué quiere decir esto? Que algo que antes sería súper extraño ya está socializado. Ahora la gente, aunque no sea obligatorio, tiene ese cuidado y ha quedado como algo ya normalizado.

Otro de los puntos es el retorno a las calles. Tras la covid, todo el mundo volvió a salir, pero se ha visto un cierto individualismo, por lo que la sociabilidad se ha traducido en grupos más pequeños.

Esto se ve también en la costumbre de España, las terrazas de los bares han quedado fuera de los establecimientos. Además, las celebraciones mayoritariamente se dan ya en exteriores cuando hay mucha gente.

Y luego, para finalizar las relaciones por internet. Esto ya no es un cambio, pero vamos avanzando. Con esto también han aumentado los delitos por internet.