Australia cierra su planta de carbón más antigua y gira hacia las renovables
El país oceánico ha sido durante largo tiempo uno de los principales productores y exportadores de este mineral
La planta energética alimentada por carbón más antigua de Australia cerró el viernes en pleno proceso de transformación hacia las renovables de este país, antes muy ligado a los combustibles fósiles.
Construida en 1971, la fábrica Liddell situada a tres horas en coche de Sídney suministraba un 10 % de la electricidad usada en el estado Nueva Gales del Sur, el más poblado de Australia. El propietario de la central AGL dijo que tomará dos años desmantelar las instalaciones para luego desarrollar proyectos de energía limpia como una planta de hidrógeno.
El país oceánico ha sido durante largo tiempo uno de los principales productores y exportadores de carbón, una industria clave en su economía ante la que numerosos gobiernos no quisieron actuar.
Sin embargo, el Partido Laborist resultó elegido el año pasado bajo la promesa de originar un 82 % de la electricidad del país con energías renovables para 2030. Actualmente, solo un 30 % de su electricidad procede de fuentes limpias.
La presión de la opinión pública para abordar la crisis climática ha hecho que muchas empresas de combustibles fósiles australianas hayan optado por cerrar sus antiguas plantas de carbón.
La mayor instalación de este tipo del país, la planta Eraring en Nueva Gales del Sur, dejará de funcionar en 2025 y otras más lo harán en la siguiente década. Aunque estos cierres pondrán a prueba la capacidad del sector renovable para ocupar su lugar, un informe gubernamental publicado el viernes indicó que el país va en buena dirección.
El Operador del Mercado de la Energía de Australia señaló que niveles récord de producción de electricidad renovable, en su mayoría solar, estaban reduciendo las emisiones y los precios.
Bañada por el sol y con largas costas despobladas expuestas al viento, Australia dispone de los ingredientes naturales para convertirse en una superpotencia de energía renovable, dijo el experto de finanzas climáticas Tim Buckley a la AFP. El desafío será almacenar esta energía y transportarla en largas distancias hasta las zonas habitadas, advirtió.
Pese a esta nueva estrategia verde, la economía australiana todavía depende de las exportaciones de carbón y gas y el gobierno tiene en su agenda decenas de proyectos de gas, carbón y petróleo.
«En cuanto a desarrollar gas y minas de carbón para exportación, estamos todavía terriblemente rezagados», dijo Mark Diesendorf, experto de energías renovables de la Universidad Nueva Gales del Sur. «Es una verdadera contradicción», agregó.