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David Bravo, declarado en huelga de hambre, sobre la cruz que él mismo ha construido

Un vecino, en huelga de hambre para evitar el derribo de la presa de Valdecaballeros: «Sin ella esto sería un secarral de muerte»

El extremeño exige que el Gobierno realice un informe paralelo que estudie el interés general de la presa

Es soldador, natural de Valdecaballeros (Extremadura) y trabajaba en Asturias. Decimos 'trabajaba' porque David Bravo ha pedido la baja voluntaria en su puesto de trabajo para ir hasta su pueblo e iniciar una huelga de hambre con la que protestar contra el anuncio del Gobierno del derribo de la presa de Valdecaballeros.

Instalado desde ayer en una cruz que ha construido y clavado él mismo, el vecino de 38 años explica a El Debate que comienza esta protesta con «80 céntimos en la cuenta» ya que se ha gastado «sus ahorros, 1.000 euros» en fabricarla. Lleva sin comer desde las 10 horas del 1 de mayo. «Solo he bebido agua. Hoy vendrá a visitarme el médico para darme instrucciones de cómo sobrellevar mejor la huelga de hambre», comenta.

La presa, construida para alimentar a una nuclear que nunca funcionó, da de beber a tres poblaciones: Valdecaballeros, Alía y Castilblanco. Los ríos que hay cerca, Silvadillo y Guadalupejo, no resultan de utilidad: «se secan en verano».

Bravo lo tiene claro. «Quiero que se mantenga la presa por interés general. Su derribo afectaría a la población, a la ganadería, a la agricultura, al corredor ecológico, al turismo, a la caza, a la pesca... Es el agua de mi pueblo. La que le da vida», argumenta.

David Bravo en el momento de la construcción de la cruz

Así, en el humedal que la presa ha formado desde su construcción, hace 40 años, habitan especies protegidas como cigüeñas y nutrias. Tumbarla acabaría con esas y otras muchas vidas. «Esta presa lo que hace es mantener la biodiversidad que hay aquí porque si no esto sería un secarral con muerte», alega. Bravo explica, además, que también afectaría a la reproducción de los peces. «Los peces suben a desovar a la presa de la nuclear y esas huevas se convierten en peces porque el agua siempre está al mismo nivel. En el pantano García Sola, que está al lado, no llegan a reproducirse porque sueltan el agua para crear electricidad a coste cero y con ello dejan las huevas de los peces al descubierto, que finalmente mueren», explica.

El impacto del derribo también tocaría el turismo local. «Hay gente que viene a pasar el día con sus familias para hacer fotos precisamente a estas especies de animales. Eso acabaría y, por tanto repercutiría en la economía del pueblo».

Bravo asegura que no va a abandonar la huelga hasta que desde el Gobierno se comprometan a hacer un informe paralelo al existente que suponga un estudio de interés general sobre la presa. «En un papel que viene de Madrid no está la verdad. La verdad está aquí. Por ello pido que se haga ese informe. Estoy seguro de que tumbaría el de petición de derribo», comenta a la vez que lamenta «la falta de transparencia con la agenda 2030».

David cuenta con el apoyo de los vecinos de las tres localidades afectadas más el de la Unión de Agricultores de Extremadura y la Junta de la comunidad. Además planea una manifestación para el día 21 y para la que todavía no tiene permiso.