Expertos en Bioética rechazan la 'homoparentalidad' de la ley de familias de Belarra
La Fundación Jérôme Lejeune asegura que «un padre y una madre no son intercambiables», ya que cada uno de ellos aporta de diferente forma al hijo
El Consejo de Ministros aprobó el pasado 28 de marzo la Ley de Protección a las Familias con mayores necesidades de apoyo a la crianza, más conocida como ley de familias. Esta norma impulsada por el ministerio de Ione Belarra que reconoce 16 tipos de familias diferentes, entre las que se encuentran las LGTBI homomarentales y homoparentales; múltiple; biparenteal y retornada, entre otras.
La futura ley de familias, impulsada y redactada por el Ministerio de Derechos Sociales y para la Agenda 2030, que tendrá un coste de –nada menos– 623,07 millones de euros, ha sacado, una vez más, un nuevo término para definir a aquellas parejas homosexuales y sus descendientes, pero no han tenido en cuenta el futuro de los niños, ya que esta reivindicación «oculta el derecho del hijo» a conocer a su padre y a su madre y «a criarse con ellos», según redacta el Manual de Bioética para Jóvenes.
El término «homoparentalidad», según el informe de la Fundación Jérôme Lejeune, designa «el ejercicio de la función de padres» por «dos adultos de un mismo sexo». Y es que este nuevo nombre viene de «parentalidad», que se distingue de «parentesco». Es decir, la parentalidad designa el ejercicio de la educación que otorga un padre a sus hijos, mientras que parentesco está ligado al acto de engendrar.
La Fundación del doctor francés crea un claro ejemplo en su manual: si dos mujeres tienen deseo de «parentalidad» –educar–, solo necesitan acudir a bancos de esperma para evitar el problema «de la ausencia del patrimonio genético masculino» y su problema estaría resuelto pero, ¿qué pasa con menores?
Los descendientes, a medida que van creciendo, se van construyendo su mundo y van planteando dudas que merecen ser resueltas. En este sentido, en el caso de una familia homoparental, la pregunta sobre su origen biológico «aparece de modo creciente», aseguran, ya que un menor tiene la necesidad de «diferenciación sexual para desarrollarse». En otras palabras, apuntan los expertos en bioética, esta parentalidad crea «una desigualdad para estos niños» porque se les priva de su «filiación».
¿Valen todos los modelos familiares?
La Fundación Jérôme Lejeune asegura que «un padre y una madre no son intercambiables», ya que cada uno de ellos aporta de diferente forma al hijo y permite su desarrollo pleno, es decir, «su identidad, en particular, su identidad sexual».
Fundacion Jérôme Lejeune
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En este sentido, un niño o adolescente «necesita un padre y una madre para desarrollarse» porque en caso de este posea algún problema ambos progenitores podrán verlo desde diferentes puntos de vista y tratar de solventar el problema. De hecho, afirma en manual de bioética, «los psicólogos acuden a los padres» para tratar de resolver la cuestión del niño.