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Un hombre teletrabaja desde su sofáFreepik

Teletrabajo: ¿es «moralmente incorrecto» como dice Elon Musk?

Esta práctica, que sufrió un fuerte impulso como consecuencia de la covid, es «positiva para ambas partes», como explica el profesor de RR.HH. del CEU José Antonio de la Rosa

En 2020, muchas empresas ni siquiera habían oído hablar del teletrabajo. Era una práctica no muy habitual en España, de hecho el 32 % de la población comenzó a teletrabajar por primera vez en ese año en el que la covid entró en nuestras vidas, según datos del Ministerio de Asuntos Económicos.

Y es que antes de que el coronavirus hiciera su aparición y trastocase nuestras vidas, tan solo el 4,8 % teletrabajaba de manera habitual, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Una situación que, recobrada la normalidad, ha ido perdiendo fuelle, de manera que la mayoría de las empresas –especialmente las privadas– han retomado la presencialidad. Algo que, según el citado ministerio, contrasta con el deseo de los españoles, ya que en un contexto de normalidad, el 84 % de la población desearía teletrabajar. Se trata del tercer porcentaje más elevado de la Unión Europea, solo por detrás de Finlandia y Suecia.

El debate sobre las ventajas y desventajas de este modelo de trabajo se ha vuelto a poner sobre la mesa después de que el magnate estadounidense Elon Musk lo haya valorado como «moralmente incorrecto» y «una mierda», ya que lo ve injusto para aquellos trabajadores que no pueden realizar sus labores desde casa.

Por ello, el dueño de Tesla, SpaceX y Twitter rechazó implantar el teletrabajo en sus empresas y lanzó un mensaje a aquellos empleados que quieran acogerse a él: «Bájate de tu maldito caballo moral con esta mierda de trabajar desde casa».

Positivo «para ambas partes»

Para abordar este tema, El Debate habla con José Antonio de la Rosa, profesor de Recursos Humanos de la Universidad CEU San Pablo, que discrepa de las palabras de Musk y cree que el teletrabajo es positivo «para ambas partes». No obstante, matiza que en los casos en los que se implanta al 100 %, puede causar una «desvinculación total del trabajador», por lo que el porcentaje ideal para el experto rondaría el 30 % de las horas trabajadas.

Ante el argumento de que la empresa no puede 'controlar' al empleado, De la Rosa explica que estas han de crear las herramientas necesarias para saber si el trabajador está cumpliendo o no objetivos. Reconoce, no obstante, que el teletrabajo llegó en 2020 «como un elefante en una cacharrería», y plantea que lo que hay que preguntarse es si las empresas estaban preparadas entonces y si lo están ahora, «no solo a nivel de recursos, sino también de concienciación y de cultura corporativa».

En la actualidad, ha disminuido el número de empresas que aplican el teletrabajo, sobre todo en la empresa privada. En la pública, relata el experto, la pandemia ha dejado poso y llegó para quedarse, y vaticina que, en general, se va a mantener e incluso aumentará.

Con respecto al resto de Europa, cree que en España el porcentaje es menor debido a nuestro modelo productivo: «Estamos ofreciendo unos servicios que conllevan el trato físico con el cliente, como es el turismo, por lo que es muy difícil que podamos implantar el teletrabajo». Además, cree que en la cultura de cada país es diferente, y en España somos más «de estar en la calle, de hablar unos con otros, somos mucho más comunicativos».

En cuanto al papel que ha cobrado el teletrabajo, De la Rosa cree que se ha convertido en una forma de retención del talento: «Es una ventaja competitiva que tienen las empresas para retener a los empleados». Remarca también lo ocurrido en EE.UU., por ejemplo, con la Gran Renuncia, cuando muchos trabajadores dimitieron por no poder teletrabajar y cambiaron sus empleos por otros con salarios menores solo para disponer de más tiempo para para sí mismos o para su familia.