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Proyecto de cómo será 'The Line'Neom

Un estudio afirma que la futurista ciudad saudí 'The Line' será un infierno

El informe, publicado en la revista Nature, asegura que la movilidad y la habitabilidad serán una pesadilla para sus vecinos

El pasado mes de octubre se presentó un macroproyecto que pretende revolucionar el urbanismo y la manera de vivir. Se trata de The Line, la ciudad de 170 kilómetros de largo y flanqueada por muros de espejo de 500 metros de altura que el príncipe heredero saudí, Mohammad bin Salmán, está ya construyendo en mitad del desierto. Una construcción que costará en torno a 500.000 millones de dólares.

La idea fue presentada como una revolución: nueve millones de habitantes en una superficie de 34 kilómetros cuadrados con todos los servicios y una línea de alta velocidad. Además, la intención de los constructores reside en que este edificio-ciudad se convierta en un referente tecnológico, con agricultura vertical, taxis aéreos, asistentes robóticos o incluso siembra de nubes.

Pero esta idea no cuenta con el respaldo de expertos en urbanismo, tal y como se desprende de un estudio publicado en la revista NPJ Urban Sustainability, del grupo editorial Nature. Rafael Prieto-Curiel y Dániel Kondor, investigadores del Complexity Science Hub, en Viena (Austria), han analizado el proyecto y expuesto sus conclusiones, entre las que destaca que empezar, «una construcción lineal es la peor manera de diseñar una ciudad».

La promesa del príncipe heredero de construir una ciudad sin emisiones de CO2 y con acceso a pie a todos los servicios será «imposible» según el estudio, ya que la densidad de población sería de 265.000 personas por kilómetro cuadrado, diez veces más que la de la isla de Manhattan.

Los expertos lo ejemplifican así: si cogemos a dos personas al azar que residan en The Line se encontrarían a un promedio de 57 kilómetros la una de la otra, por lo que tan solo el 1,2 por ciento de sus habitantes estarían a una distancia de un kilómetro.

Una imagen generada por ordenador de la dimensión de The LineAFP

En cuanto al hipotético tren de alta velocidad, los autores consideran que, para que todo el mundo esté a una distancia corta de una estación debería haber «al menos 86», por lo que los trenes no podrían alcanzar una velocidad alta y los trayectos serían interminables, de unos 60 minutos de promedio para el 47 % de la población.

Por todo ello, Prieto-Curiel y Kondor creen que la urbe debería tener forma de círculo en vez de línea, ya que de esta forma la distancia entre dos personas sería de tan solo 2,9 kilómetros, por lo que podrían desplazarse caminando o en bicicleta.

Prieto-Curiel destaca que el modelo escogido se debe a la creación de vídeos atractivos o a la propia marca, pero subraya que es importante «comprender las consecuencias, especialmente si The Line se trata como un escaparate de tecnologías modernas de construcción y urbanismo».