En 2023 se diagnosticarán más de 35.000 tumores de mama: «Vi un punto rojo y pensé 'aquí está'»

Curarte de cáncer de mama es una de las mejores noticias que te pueden dar. Al finalizar el tratamiento contra este tumor, uno de los más diagnosticados, y obtener resultados positivos, la mayor parte de las mujeres se sienten aliviadas. No obstante, también puede ser un momento de incertidumbre y preocupación, ya que tras superar esta enfermedad comienza un proceso complejo que trae consigo secuelas físicas y psicológicas significativas.

Este año, según indica la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se estima que se diagnosticarán más de 35.000 casos nuevos de cáncer de mama, situándose como el segundo tumor más frecuente en la población general y el primero más frecuente entre mujeres. Este dato supone un incremento respecto a 2022, cuando se contabilizaron 34.750 nuevos casos.

Sin embargo, en las últimas décadas, la supervivencia a esta enfermedad ha aumentado considerablemente y, según la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), el objetivo es que para 2030 el 70 % de los pacientes supere este tumor maligno de mama. Y aunque la sociedad está cada vez más concienciada en la prevención y el diagnóstico temprano y haya más recursos, todavía queda mucho camino por recorrer en el apoyo a las pacientes una vez lo superan.

María Sánchez, e-Health Manager de Cigna Healthcare en España, señala que al igual que la enfermedad se trata cada vez más desde «una forma más cercana, humana y empática» durante su desarrollo, hay que trasladar este apoyo a las pacientes que la superan. Para la mayoría de los pacientes, el diagnóstico de un cáncer «supone un alto en su vida, tanto en ese momento como después».

El temor a una recaída y las secuelas físicas hacen que, una vez superada esta enfermedad, siga afectando al día a día. A esto se suma la incomprensión del entorno, que muchas veces no entiende que la persona pueda estar mal si ya «ha pasado lo peor». Apoyar a las supervivientes de cáncer de mama es un proceso continuo que puede marcar una diferencia significativa en su bienestar y calidad de vida a medida que avanzan en su nueva etapa de vida después del cáncer.

Sabía que tenía cáncer de mama

Es el caso de Tomasa, una mujer de 65 años, que en 2014 recibió la desagradable noticia: tenía la enfermedad. Sin embargo, en vez de hundirse, decidió tomárselo con filosofía: «Con positivismo, de todo se sale», contó a El Debate en 2021. «Para mí fue muy duro, pero lo veía de una manera positiva».

Un día como otro cualquiera, la paciente fue al ginecólogo para recoger sus mamografías y se encontró con el diagnóstico que iba a cambiar su vida. «Estuve en la consulta y nada más abrir el historial, vi un punto rojo y pensé 'aquí está'». «Efectivamente, ahí estaba», recordó y aseguró que no estaba muy nerviosa, pero «se lo intuía». Justo cuando su doctora le dio la noticia, comenzó el estudio de la enfermedad.

Tomasa sabía que podía padecer este tumor, ya que tenía los antecedentes de su hermana. «Me di cuenta por la mamografía», confirmó. «Aunque ya estoy bien», garantizó, le quitaron los dos pechos. «En ese momento me aconsejaron que me quitara los dos, y además los ovarios. La verdad es que por ahora estoy bien y feliz», concluyó.