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Fotomontaje de Elon Musk con algunos de los tuits en los que ha cargado contra la corriente wokePaula Andrade

La cruzada de Elon Musk contra el 'virus woke': «Terminará destruyendo la civilización»

El magnate sudafricano se ha erigido en paladín contra esta corriente, y las razones se abordan en su nueva biografía

Elon Musk es, para bien o para mal, una de las figuras más descollantes y definitorias de lo que va de siglo XXI. Su obstinación por convertir a los seres humanos en una especie multiplanetaria, por reducir la dependencia de los combustibles fósiles mediante coches eléctricos o por desarrollar implantes cerebrales le han convertido en uno de los actores clave en el devenir de la humanidad en los próximos años. De todo ello y más se habla en las 700 páginas que componen Elon Musk, su más completa y extensa biografía publicada hasta la fecha, que vio la luz en septiembre.

Escrita por el periodista Walter Isaacson, quien pasó dos años con Musk y conversó con decenas de personas cercanas o que habían tenido trato con él en algún momento, el volumen hace un minucioso repaso de su trayectoria y de su poliédrica –y polémica– personalidad. El resultado es un retrato del magnate –la persona más rica del mundo, con una fortuna de unos 225.000 millones de dólares– desde múltiples ángulos: su obsesión por el trabajo, su amplia y segmentada vida familiar (tiene 10 hijos de cuatro mujeres), su perseverancia, su inclemencia a la hora de presionar y abroncar a sus empleados, su amor por el riesgo…

En lo político, Musk emprende desde 2020 una particular cruzada contra lo woke. Son numerosos y bien conocidos los tuits (una de sus formas de comunicación favoritas) en los que el magnate nacido en Sudáfrica hace 52 años lleva arremetiendo desde hace tres años contra dicha corriente, bien sea a través de mensajes escritos o de memes.

«El virus de la mentalidad woke está haciendo que Netflix sea imposible de ver», escribió en la que ahora es su red social el 19 de abril de 2022, cuando acababa de lanzar una oferta para comprar Twitter.

«Si no lo detenemos, el virus de la mentalidad woke destruirá la civilización y la humanidad nunca llegará a Marte», publicó justo un mes después, el 19 de mayo, interrogado por un usuario sobre su motivación para volverse «políticamente activo» pese al coste que ello podía suponer para su reputación.

«O derrotamos al virus mental woke o nada tendrá ya ningún sentido», publicó el 12 de diciembre de ese mismo año.

Son solo algunas de las declaraciones en las que el empresario ha manifestado su animadversión hacia una corriente que considera cada vez más permeable en la sociedad. Y las razones que lo han llevado a ese punto se abordan en el libro de Isaacson.

Hay, fundamentalmente, dos factores clave que han prendido la mecha.

Alienación parental

En primer lugar se sitúa el deterioro de la relación con su hijo Xavier, que en 2020, con 16 años, emergió como transgénero bajo un nuevo nombre femenino, Vivian Jenna. Musk se ha mostrado a favor de que cualquier médico que esterilice a un menor de edad sea condenado a prisión, aunque subraya «apoyar totalmente lo trans» y su entorno cercano asegura que carece de prejuicios contra ese colectivo. No es ese cambio de identidad, dicen, lo que exacerbó su ira hacia «lo woke», sino el odio que Xavier/Jenna comenzó a desarrollar contra las personas ricas como su padre.

A medida que fue creciendo, el hijo mayor del presidente de Tesla engendró un «profundo aborrecimiento por el capitalismo y la riqueza», cuenta Isaacson. «Mantenían largas y amargas conversaciones, en persona y por mensajes de texto, en las que Xavier le expresaba repetidamente: ‘Te odio a ti y odio todo lo que representas’».

Finalmente, cuenta Musk, los desacuerdos entre ambos «se intensificaron cuando ella fue más allá del socialismo y se convirtió en una comunista total que piensa que cualquier persona rica es mala». Su vástago ya no le habla y ha cortado toda relación con él, hasta el punto incluso de cambiarse el apellido a Wilson, el de soltera de su madre Justine. Musk, relata Isaacson, «culpa [de la ideología de Xavier/Jenna] en parte a lo que llama el adoctrinamiento progresista y woke que imperaba en el colegio privado de Los Ángeles al que ella asistió, Crossroad». La ruptura con Xavier/Jenna «le produjo más dolor que ninguna otra cosa en su vida desde que muriera su primer hijo, Nevada [que sufrió una parada cardiorrespiratoria a los pocos días de nacer en 2002]. ‘He hecho muchos acercamientos –admite–, pero ella no quiere pasar nada de tiempo conmigo».

Elon Musk, junto a su exmujer Justine y sus hijos mayores, Xavier y Griffin, en los años 2000

En el plano más profesional, el viraje de Musk contra el «virus woke» tuvo su origen en las restricciones gubernamentales contra la covid, en marzo de 2020. Desde el primer momento, Musk defendió que sus empleados se quedaran en casa teletrabajando si así lo deseaban, pero estalló cuando las autoridades amenazaron con cerrar la fábrica de Tesla en Fremont (California) en caso de que incumpliera la orden de confinamiento emitida por el Gobierno estatal. «Si alguien quiere quedarse en su casa, genial –dijo–. Pero decir que no pueden salir de su casa, y que si lo hacen serán detenidos, eso es fascista. Eso no es democrático. Eso no es libertad. Devolvedle a la gente su maldita libertad». Según analiza el autor, «esta controversia fue un factor en su evolución política. Pasó de ser fan de Barack Obama y de recaudar fondos para él a estar en contra de los demócratas progresistas».

A lo largo de los tres siguientes años, y hasta el día de hoy, sus desavenencias contra la Administración Biden y el Partido Demócrata han alimentado su espíritu «anti-woke». La senadora Elizabeth Warren lo tachó, según él, de «gorrón estafador que no paga impuestos, cuando literalmente he pagado la mayor cantidad en impuestos que cualquier persona en la historia». Lorena López, una diputada de California, tuiteó: «Que le jodan a Elon Musk». Y hasta el propio Biden obviaba a Tesla, el mayor fabricante de vehículos eléctricos de EE.UU., en sus discursos encomiásticos sobre las empresas de ese sector. Cada uno de estos episodios le enfurecieron profundamente.

Las órdenes de confinamiento por la covid supusieron un factor en la evolución política de Musk

El convencimiento de que el «espíritu woke» está acabando con el humor e incluso con la libertad de expresión ha sido una de las pulsiones que le han llevado a comprar la red social Twitter, ahora renombrada como su letra favorita, la X, y a repensar las políticas de contenido de la empresa, incluyendo la reactivación de la cuenta del expresidente Donald Trump (a quien asegura que nunca ha votado). Musk, amante de los memes, muchos de ellos muy críticos con el wokismo, declaró en 2021 en una entrevista con Babylon Bee, una web cristiana conservadora: «Los wokes quieren ilegalizar el humor, y eso no mola. ¿Queremos vivir en una sociedad sin sentido del humor en la que nos dedicamos simplemente a condenar las cosas y a odiar y no hay perdón? En su base, lo woke es excluyente y produce odio y división. Le da a la gente mezquina un escudo para mostrarse mezquina y cruel, armada de falsa virtud». «No puedes siquiera cuestionar nada», le dijo al presentador televisivo Bill Maher en abril.

Entre sus preocupaciones por el futuro de la inteligencia artificial, en cuyo desarrollo está ahora mismo metido de lleno, cree que, además de propagar la desinformación y las estafas y la posibilidad de que eventualmente se vuelva en contra de la humanidad, los chatbots y modelos de IA puedan ser «políticamente adoctrinados, especialmente los de Google y Microsoft». Musk, que cree que lo woke es «anticiencia, antimérito y antihumano en general», está dispuesto a emplear todos los medios en su mano para ponerle freno a la que se ha convertido en su gran batalla moral tras cumplir el medio siglo de edad.