Así son los 'superbolts', rayos mil veces más potentes que los habituales
Una investigación muestra que la mayoría de estos superrayos impactaron en el océano, algo inusual, ya que cerca del 90 % de todos los rayos caen en tierra
Estamos ya inmersos en plena estación otoñal. A pesar de que los primeros días vinieron marcados por las anormales altas temperaturas, que han dado paso a un tiempo más acorde a la época del año. La notable bajada de los mercurios de las últimas semanas ha venido acompañada de un tren de borrascas que ha traído lluvias, tormentas, viento y temporales costeros. Una situación inestable que continuará estos días, aunque en este caso será poco probable que traiga aparataje eléctrico.
Aunque las tormentas eléctricas son más habituales durante los meses de verano y el final del mismo, también pueden producirse en otras épocas del año. De hecho, según una investigación que analiza la revista Science, los rayos más potentes ocurren con mayor frecuencia de noviembre a febrero, es decir, en invierno, en el hemisferio norte.
Aunque las tormentas pueden ser más o menos virulentas o con más o menos aparato eléctrico, entre ellas destaca una variedad de rayos: los llamados superbolts, superrayos en castellano. Estos son 1.000 veces más potentes –con descargas de al menos 100 gigavatios– y brillantes que los habituales y también parecen impactar con mucha más frecuencia sobre el océano que sobre la tierra.
La investigación muestra que la mayoría de estos superrayos impactaron en el océano, algo que llama la atención, ya que alrededor del 90 % de todos los rayos caen en tierra. Los superbolts cayeron, sobre todo, en el mar Mediterráneo, el noreste del océano Atlántico y la cordillera de los Andes.
Para poder determinar si se trata de un rayo corriente o un superbolt, los expertos se encargan de comparar el tiempo que tardan las ondas de radio de un impacto en llegar a siete o más estaciones, lo cual les permite triangular su intensidad y su ubicación.
Causa desconocida
Los científicos aún no saben cuál es la causa exacta de los superrayos, que representan menos de un 0,001 por ciento de los impactos globales. Los investigadores están recurriendo a las manchas solares y los rayos cósmicos en busca de una explicación.
Este tipo de rayo fue detectado por primera vez en los años 70, produciéndose los más potentes en los últimos años. En un estudio publicado en Journal of Geophysical Research: Atmospheres los autores, que analizaron datos de los rayos que cayeron en todo el mundo entre 2010 y 2018, explicaban que la energía de los rayos aumenta bruscamente a medida que disminuye la distancia entre la zona de carga y la superficie.
Los superbolts suelen destacar por producir un destello de luz cegador acompañado de truenos ensordecedores, mucho más potentes que en el caso de las tormentas normales. Igualmente, se caracterizan por su duración prolongada y la capacidad de generar pulsos electromagnéticos intensos. Todo ello hace que puedan interferir en las comunicaciones, la aviación o la infraestructura eléctrica.