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Imágenes de una tomografía computarizada de la cabezaEuropa Press

Los expertos creen que Europa tendrá los primeros fármacos contra el alzhéimer en dos años

Estos fármacos serían capaces de ralentizar la enfermedad y no solo sus síntomas

Dos años es un plazo «realista» en el que expertos y profesionales creen que Europa dispondrá de los primeros medicamentos que actuarían frente al alzhéimer para ralentizar la enfermedad, especialmente en estadios tempranos, y no sólo sobre sus síntomas.

Los investigadores resaltan la importancia de la llegada de los primeros fármacos, que ya se comercializan en otros países, si se tiene en cuenta que, de acuerdo con las estimaciones de la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (Ceafa), en 2050 habrá alrededor de 3,6 millones de afectados por la enfermedad en España, el triple que en la actualidad.

Alrededor de medio millar de expertos, investigadores, personas afectadas, familiares de enfermos e integrantes de diferentes colectivos participan desde el miércoles en Gijón en el X Congreso Nacional de Alzheimer, que se celebra hasta el sábado y cuya inauguración oficial cuenta este jueves con la presencia de la Reina Sofía.

En el encuentro se debate sobre las causas de la enfermedad, las nuevas terapias y fármacos, el apoyo a los familiares, la investigación biomédica, las políticas sociales o las necesidades del sistema sanitario.

Esta enfermedad degenerativa cerebral constituye la principal causa de demencia –hasta en el 70 % de los casos– y provoca pérdida de neuronas, la acumulación de una proteína anormal (amiloide) y deriva en el desarrollo de lesiones como placas seniles y ovillos neurofibrilares.

De acuerdo con los datos de Ceafa esta patología ligada al envejecimiento tiene una prevalencia del 7 % en mayores de 65 años y del más del 80 % en mayores de 85.

Avances en investigación

En declaraciones a Efe, la investigadora del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona, Mercè Pallàs Lliberia, ha resaltado que actualmente «hay una gran investigación en alzhéimer», especialmente relacionada con los «anticuerpos monoclonales, que se encuentran en la frontera del conocimiento».

No obstante, ha añadido que «hay una gran investigación» en paralelo que se basa no ya en actuar sobre los marcadores de la enfermedad, «sino sobre el estado de salud del cerebro», ya que si éste se encuentra en plenitud «es capaz de luchar mejor contra la inflamación del cerebro asociada al alzhéimer».

Pallàs Lliberia ha apuntado que es «realista» hablar de que en dos años pueda disponerse en Europa de las primeras medicinas que actúen y ralenticen la enfermedad y no únicamente sus síntomas.

«Estos fármacos que aún no han sido aprobados en Europa, se están usando en otros países como Estados Unidos», ha explicado, y ha añadido que existe un segmento de pacientes que responden de manera óptima a estas medicinas, que son el Aducanumab y el Lecanemab, los cuales «actúan muy bien en personas con un alzhéimer muy temprano».

Sería, a su juicio, un avance determinante a la hora de «frenar la enfermedad en pacientes» y no la sintomatología, ya que son fármacos «seguros, pero las regulaciones del medicamento son complejas».

Factores de riesgo

La investigadora del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona también ha puesto sobre la mesa la importancia de la detección temprana, motivo por el que la investigación se está dirigiendo a la búsqueda de «biomarcadores tempranos».

En esta línea, la investigadora postdoctoral en el Laboratorio de Fisiopatología Vascular del Hospital Nacional de Parapléjicos de Castilla-La Mancha Laura Mouriño ha destacado en una de las ponencias del congreso que en el desarrollo de esta enfermedad hay una serie de «factores de riesgo no modificables», como la edad, el sexo (hay más prevalencia en mujeres), los antecedentes familiares, el factor genético (gen APOE-e4), el deterioro cognitivo leve y las lesiones cerebrales traumáticas.

Sin embargo, «hay otra serie de factores de riesgo modificables», como la salud cardiovascular, el sedentarismo, la dieta poco saludable, el aislamiento social, la inactividad cognitiva o el consumo de tabaco y alcohol, sobre los que se puede actuar de cara a minimizar el riesgo de desarrollar esta patología neurodegenerativa.

Detección temprana

El neuropsicólogo del Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA) y del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado, Juan Álvarez Carriles, ha destacado, en declaraciones a Efe, que la edad «sigue siendo un factor determinante de cualquier patología», si bien ha resaltado que la aparición de deterioros cognitivos en etapas más precoces en el caso del alzhéimer «muchas veces está vinculada a cuestiones genéticas y a estilos de vida».

A este respecto, se ha referido al avance que se está produciendo en el desarrollo de dispositivos «que puedan monitorizar el estado cognitivo y funcional del paciente en su propio domicilio o en el día a día», de manera que se pueda disponer de un histórico a lo largo del tiempo que muestre «cómo puede estar funcionando la memoria, el estado anímico y la funcionalidad».

Ya se están desarrollando, con elevados niveles de fiabilidad, dispositivos «que pueden detectar a través de la inteligencia artificial» si hay cambios sutiles en el habla, los estados de sueño o los movimientos de las extremidades al caminar, lo que sugeriría que la persona debe someterse «a una exploración más detallada».

Álvarez Carriles ha citado avances como el sistema de alerta Accexible, desarrollado en España, que con «un 91 por ciento de certeza» detecta anomalías en el habla, o la mesa sensorial desarrollada por el Instituto Tecnológico de Aragón, que puede identificar «cambios emocionales» en la persona monitorizada.

El experto ha explicado que los principales beneficios de las nuevas tecnologías aplicadas a la investigación del Alzheimer son una «mayor precisión en el diagnóstico», una mejor detección temprana y poder «personalizar los tratamientos», para lo que ha valorado la incorporación de la realidad virtual a los tratamientos, como los dispositivos que desarrolla la empresa vasca Nesplora para explorar la memoria en personas mayores.