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16 de septiembre de 2024

En la última década, los casos de disforia de género entre menores se han multiplicado

En la última década, los casos de disforia de género entre menores se han multiplicadoLu Tolstova

Los profesionales de la salud mental denuncian que la ley trans ha eliminado la evaluación psiquiátrica

La disforia de género hace referencia al «malestar» que puede acompañar a la incongruencia entre el género experimentado y el género biológico

Una vez más, la controvertida norma trans está en el punto de mira. Este lunes, varios psiquiatras se han reunido en el XXVI Congreso Nacional de Psiquiatría para denunciar que la llamada ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI, creada por la que fuera ministra de Igualdad, Irene Montero, y aprobada el 28 de febrero de este año, «ha eliminado la evaluación psiquiátrica».

En este contexto, el doctor Ángel Luis Montejo González, psiquiatra del Hospital Universitario de Salamanca y presidente de la Asociación Española Sexualidad y Salud Mental, ha explicado que esta polémica ley, que desde su creación ha sido duramente criticada, se basa en que la transexualidad ya no se considera «trastorno mental» sino que se equipara al término «disforia de género».

En la publicación de referencia para profesionales de la psiquiatría de todo el mundo, conocido como DSM-5, detalla el facultativo, pone textualmente que la disforia de género hace referencia al «malestar» que puede acompañar a la incongruencia entre el género experimentado y el género biológico.

Es decir, el manual de referencia de la Psiquiatría «eliminó correctamente» la asociación de transexualidad al trastorno de identidad de género, ha asegurado Montejo González, puesto que se dejó de tratar a las personas transexuales como «personas con un trastorno mental». «A diferencia de lo que la mayoría de la población cree», ha enfatizado, los profesionales de la salud mental, psiquiatras y psicólogos, aplauden que no sean considerados enfermos mentales.

Papel de los psiquiatras

En este contexto, la denominada ley trans de Irene Montero «ha malinterpretado» el papel de los especialistas, y por consiguiente, la gran mayoría de la ciudadanía. Es decir, la mala planificación y redacción de la norma ha considerado y mostrado al colectivo de la Psiquiatría y la Psicología como personas nocivas o jueces en el proceso de cambio de género de una persona «y no es así. No somos enemigos», ha puntualizado.

El doctor Montejo lamenta que esta controvertida norma se ciñe «escrupulosamente» al manual DSM-5 que elimina la condición de trastorno mental a la transexualidad. Por este motivo, ha señalado, «nos dejan a los psiquiatras fuera de este proceso». Sin embargo, la realidad es otra, se encargan de ayudar y asesorar a los pacientes que acuden a consulta. «Somos los profesionales de la mente y ayudamos a integrar ese sentimiento de género con sus vidas de forma correcta», ha aclarado el facultativo.

En esta línea, el especialista ha sostenido que la mayoría de las personas que acuden a su consulta saben lo que quieren y tienen una historia detrás de «muchos años de evolución con mucho sufrimiento», pero ha hecho hincapié en que se debe tener especial cuidado con los adolescentes por ser «una edad delicada» y con la nueva ley «nadie les indica si ese tipo de sentimientos tienen relación con la disforia de género o no».

Se elimina la información médica

El presidente de la Asociación Española Sexualidad y Salud Mental ha denunciado que la norma elimina todo tipo de información médica de «todas aquellas personas que piden un cambio de género». Y es que ahora, a la hora de valorar el cambio de sexo, no se tiene en cuenta ningún informe médico.

Es decir, esta ley le da a la persona una capacidad «que no siempre tiene», por lo que provoca un gran rechazo en el sector sanitario por las consecuencias que pueden tener decisiones no correctas. Esta situación ha tildado a todos los expertos psiquiatras como grandes enemigos de la transexualidad, cuando la realidad es que la salud y bienestar de las personas «no tiene nada que ver con ideologías, sino con ciencia», ha concluido Montejo González.

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