La pulsión natalista que ha llevado a Elon Musk a tener 10 hijos: «Es un deber social»
La progenie de Elon Musk es tan extensa como llamativa en cuanto a los nombres elegidos para sus hijos, especialmente los más recientes. Desde que se casara con su exmujer Justine Wilson en el año 2000, el magnate sudafricano ha concebido diez hijos de tres madres distintas: los gemelos Griffin y Xavier (ahora llamada Jenna) y los trillizos Kai, Saxon y Damian, todos ellos con Wilson; otros tres con la cantante Grimes -su actual novia-, llamados X Æ A-XII, Exa Dark Sideræl y Techno Mechanicus; y dos gemelos más con su amiga y empleada Shivon Zilis, por fertilización in vitro, de nombres Strider y Azure.
Con una fortuna de más de 200.000 millones de dólares, Musk es, con mucho, la persona más rica del mundo actualmente. Un desahogo económico que, todo sea dicho, le brinda el privilegio de poder tener una descendencia tan numerosa y que, no cabe duda, no adolecerá nunca de carencias, al menos económicas.
Sin embargo, y como suele ser habitual en la cosmovisión de Musk, su vasta prole trasciende el aspecto familiar para adentrarse en un terreno de vital importancia para el siempre polémico empresario: el futuro de la humanidad.
Musk, un humanitario acérrimo y especista declarado, ha expresado en repetidas ocasiones durante los últimos años su preocupación por que el declive demográfico que experimentan un gran número de países, sobre todo occidentales, pueda conducir en última instancia al colapso de la civilización.
«El desplome de la natalidad es, con diferencia, el mayor peligro al que se enfrenta la civilización», tuiteó el año pasado, tras confirmar que acababa de ser padre de los gemelos concebidos con Zilis. Una proclamación similar a otra pronunciada en 2019 durante una conferencia sobre inteligencia artificial (IA): «Suponiendo que haya un futuro benévolo con la IA, creo que el mayor problema al que se enfrentará el mundo en 20 años es el colapso de la población».
Y es que Musk considera «una especie de deber social», según dijo en una entrevista en 2014, que «la gente tenga hijos» como antídoto para que la humanidad no desaparezca.
Esta urgencia natalista del fundador de Tesla y SpaceX fue, de hecho, lo que le llevó a cederle su esperma a Zilis, directora de Neuralink, una de sus empresas. Con ello, la ejecutiva, que había decidido no casarse por elección propia, pudo cumplir su sueño de ser madre, avivado por el empeño de Musk para que lo materializara. «Él desea de verdad que la gente inteligente tenga hijos, así que me animó a ello», le dijo Zilis al periodista Walter Isaacson, autor de la biografía del magnate publicada en septiembre. El hecho de que los hijos que iba a traer al mundo fueran a ser también suyos fue algo que le hizo «muy feliz», le contó.
Al igual que con su íntima amiga y subordinada, Musk también apremió a su hermana Tosca a ser madre, según se cuenta en el extenso volumen de Isaacson.
Un padre implicado (en lo posible)
Como padre, cabe destacar, el empresario se caracteriza por su afán de pasar el máximo tiempo posible con ellos pese a su apretada agenda y su declarada adicción al trabajo. En este sentido, es frecuente verle con ellos en las conferencias, eventos públicos y constantes reuniones que mantiene en sus múltiples fábricas y empresas repartidas entre California, Texas y Florida.